Su poderoso encanto se debe a la profundidad e intensidad de su color, iluminado solo por una lluvia de lentejuelas doradas. El ojo se sumerge en él, seguido por la mente que descubre un paisaje de piedras preciosas de exquisito esplendor.
En esta soñadora y romántica creación que despierta la imaginación, el regreso a una realidad amable y placentera se logra mediante la complicación Día / Noche. Su representación figurativa del día y la noche está impregnada de una sensación de refinamiento: un sol generoso y brillante en un lado; y una luna delicada en el otro, apareciendo u ocultándose de forma alterna bajo un semicírculo de diamantes a medida que pasan las horas.