Este Principado tiene hoy un sentimiento de claroscuros. Por un lado, amanecí con la excelente noticia del premio periodístico que recibió mi gran amiga Jess Pacheco, y minutos más tarde, me enteré del despido de mi amigo Daniel Lizárraga de MVS. Pasé de la felicidad a la amargura, en minutos.
A Daniel lo conocí cuando se hizo novio de su hoy esposa, Beatriz Pereira, quien es una de mis mejores y más queridas amigas, desde que trabajamos juntas en la extinta Monitor. Por lo tanto, Daniel es también mi amigo y me unen muchos cariños con él.
Periodista de investigación y especialista en archivos abiertos, no sólo descubrió la famosa “casa blanca” de Angélica Rivera, sino que ha aportado a la sociedad noticias de denuncia fundamentales, tanto en su etapa en Reforma, como en Proceso, Animal Político y en los últimos años con Carmen Aristegui, haciendo siempre un extraordinario trabajo en el que prima su ética profesional y su integridad a prueba de todo.
Daniel y Beatriz son periodistas y punto: investigan, descubren, denuncian, se arriesgan y se juegan la integridad.
Sé que no es mi lugar ni tampoco el foro, pude hacerlo en mi Facebook, pero quiero hacerlo aquí, públicamente: me quiero pronunciar porque repruebo esta censura descarada, muestra de la represión e injusticias innumerables que vive nuestro país en ese mundo real –del que me he alejado, lo sé y lo confieso– y quiero decir con todas mis fuerzas que admiro a Daniel Lizárraga, que lo quiero y que estoy con él al cien, no sólo porque es mi amigo, sino porque es un ejemplo de valentía y lucha por y para este país.
#EnDefensaDeDanielLizarraga
La otra cara de la moneda
Antes de eso, les contaba, recibí la noticia de que Jessica Pacheco, editora en jefe de en RSVP, fue reconocida en el XLIV Certamen Nacional de Periodismo que otorga del Club de Periodistas de México, por su labor en el programa “Entre Mujeres”, de Excélsior TV, al lado de Yazmín Jalil, Paola Virrueta y Fabiola Guarneros, quienes estuvieron acompañadas por Olegario Vázquez Raña, presidente de Grupo Imagen.
Lo menciono porque me causa una emoción muy especial, ya que Jessica, además de ser talentosa y brillante, es una de mis mejores amigas. Nos conocimos en el 2008, cuando coincidimos en la edición de Mujer Ejecutiva, y siempre digo con orgullo y agradecimiento que fue mi maestra en sociales y lujo, y me enseñó que estas fuentes también exigen rigor.
Me siento muy orgullosa de ti, Jess, con premios o sin ellos, pero ya que los tienes, son el pretexto para decírtelo en público.
En otros temas…
Luego de las noticias del día, tanto la buena como la mala, decidí irme a despejar al Mercado del Carmen, en San Ángel, donde lo socios encabezados por el chef Rodrigo Méndez, inauguraron la nueva terraza, con puestecitos de variedad.
El concepto de mercado chic se amplió no sólo en espacio pero también en oferta gastronómica. Mi querido Fernando Campo, propietario de La Garufa, que acaba de cumplir 23 años en La Condesa, puso otro córner más, exclusivamente como asadero; para la ocasión, ofreció mini hamburguesitas de res y de puerco así como ensaladitas capresse. Por cierto, que abrirá en abril una nueva sucursal del restaurante, en Las Lomas.
Al lado está el córner de Manolo y Venancio, de Rodrigo Gómez Tagle, quien, como ustedes saben, es uno de los banqueteros más solicitados del país. Ro sirvió pequeños pimientos de Padrón, que no pican, son suaves, producidos en México aun cuando se trata de un ingrediente muy español.

By the way, amé las patatas bravas…
Esos fueron mis favoritos y los recomiendo ampliamente, aunque también hay oferta de comida china, sushi, pizzas y un puesto de cervezas artesanales; todos muy buenos. Hendricks, Glenfiddich y El Milagro pusieron los cocteles para maridar los deliciosos platillitos que degustamos. La verdad hacía falta más variedad, y sobre todo, más espacio; de pronto se llenaba el fin de semana y acababas en la frustración absoluta por no poder ni siquiera entrar.
Vayan ya.
Cierre de exposiciones
Por último, no quiero dejar de invitarlos este fin de semana a que acudan a dos exposiciones que están por terminar: “Invasión”, de Héctor Falcón, que todavía se desarrolla en la galería ubicada en la nueva sede de la Galería Enrique Guerrero, General León 48, en la colonia San Miguel Chapultepec, y “Fly me to the moon” de Catherine Abitbol en la Galería Tabasco 216, en la colonia Roma.
La primera, ofrece pinturas de gran formato en tres dimensiones, para las que Falcón les pidió modelar a sus amigos y a su galerista Enrique Guerrero. Su amigo del alma Fede Legorreta, se puso mega guapo al servir su mezcal Arrebato. Lo mejor fue que Héctor cocinó personalmente para nosotros, porque aparte de artista es dueño del Bar Lillit. Le salió increíble el salmón caramelizado.
Los coches de Falcón
Siempre digo que Héctor está para rifarlo: es guapo, simpático, sencillo, cocina y hace arte (que además vende muy bien); por si poco fuera, ¡colecciona coches! Y pimpeados…
Tiene un vocho intervenido con vestiduras azul cobalto inspirado en la Birkin de Hermès, un Mustang que todavía está en restauración y un Dodge Challenger con sus ruedas de doble pulgada y la clásica doble raya en el cofre. Prometió llevarme a pasear en ellos un día de estos. Veré que lo cumpla, uno por uno.
Los desnudos de Catherine Abitbol
Sobre la otra exhibición, “Fly me to the Moon” de Catherine Abitbol, en Tabasco 216, en la colonia Roma, les cuento que el trabajo se divide en tres partes: fotografías en gran formato, fotos en collage y revistas intervenidas con fotografías; todos ellos basados en el discurso del amor.
Los modelos son parejas reales que fueron captados en momento espontáneos por la lente de Cathy, previa autorización de los involucrados, en las playas de California, las arenas de Black Rock en Nevada y las calles de Nueva York. Algunas las hizo durante el festival Burn Man, donde las personas circulan semi desnudas, con toda libertad.
El resultado es de una belleza inconmensurable, porque la intimidad de las parejas que se abrazan, se besan o simplemente se recuestan entrelazando las piernas, nos lleva a la nostalgia de la propia intimidad y nos identifica con el sentimiento. La foto que me atrapó fue el díptico del primer piso, “Logan & Him”; vayan y verán por qué (Tabasco 216, colonia Roma). Tampoco se pierdan el sótano, donde Cathy hizo un montaje de luces y estrellas.
Ella misma curó su muestra y contó con el prólogo de Agnes Berecz y Matt Moss, maestros en Christie ́s Education y en la Universidad de Columbia, respectivamente. Tiene toda la onda del Upper Manhattan, se las recomiendo muchísimo. El arte siempre nos dará un remanso.
Nos leemos la próxima semana
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