No tiene la fama de la Saddle Bag de Dior ni la Baguette de Fendi. Tampoco la de la Phantom de Céline o la Boy de Chanel, pero una bolsa reúne dos cualidades únicas: lujo y misterio.
Hablamos de la popular Saint Louis Shopping Bag de Goyard, un objeto de deseo de muchas mujeres pero que cuesta hallar en las tiendas de todo el mundo.
Goyard nació en 1792, cuando Pierre-Francois Martin fundó Casa Martin, la firma de maletas más antigua de Francia, antes incluso de la dorada época de los maleteros del siglo XIX.
La firma se ocupaba de doblar y empacar ropa, muebles y hasta flores, hasta que se convirtió en la favorita de la aristocracia francesa, y llegando a ser proveedor oficial de Su Alteza Real Marie-Caroline de Bourbon-Siciles.
En 1834 se mudan a la rue Saint-Honoré, la misma en la que se emplaza hasta hoy, hasta que el fundador da el negocio como dote a Louis-Henri Morel cuando se casó con su pupila Pauline, contratando a François Goyard como aprendiz en 1845.
Tras la muerte de Morel, en 1852, Goyard quedó al mando de la firma hasta 1885, cuando la cede a Edmond, su hijo, quien la convirtió en un local elitista, abriendo varias boutiques en otros países y diseñando el estampado, productos para coches y hasta una línea para mascotas.
La marca siguió en las mismas manos hasta 1998, cuando fue adquirida por Jean-Michel Signoles, reviviendo la historia de Goyard.
Con un precio que no baja de los 500 dólares, Goyard se convirtió en una de las marcas más lujosas del mercado. La tela con la que se confecciona está realizada en fibras naturales, y se pintan a mano con la ayuda de esténciles. La producción no se realiza en serie y no utiliza la economía a escala, por lo que cada pieza es única.
Pero además de su exclusividad, la bolsa Goyard genera mucho misterio en cuanto a la posibilidad de adquirirla. Una forma de llegar a ellas es a través del envío de un e-mail, dirigido a la misma empresa (233@goyard.com), que cotizará la bolsa deseada y el envío.
Si lo que se desea es personalización, por ejemplo con iniciales, la misma debe ser hecha en París, con un proceso que dura hasta cuatro meses.