Este año la dupla de diseñadores mexicanos Francisco Saldaña y Victor Hernal creadores de la marca Malafacha serán los encargados de cerrar la semana de la moda en México.
Para esta colección Francisco y Victor se inspiró en la obra de Robert Wilson, Director de ópera y teatro.
Malafacha es sin duda uno de los shows más esperados de las pasarelas de Fashion Week México y cada edición prometen un concepto único y completamente diferente a los que vemos en otras.
Para estos diseñadores la inspiración viene de todo lo que los rodea, sin embargo sus diseños casi siempre proceden de lugares poco comunes, en los que el arte, el cine, la danza o la música tienen mucho que ver.
Para muchos, las propuestas de Malafacha suelen despertar sentimientos encontrados, lo cierto es que estos diseñadores han logrado crear un concepto único en las pasarelas mexicanas.
“Cada colección tiene una inspiración distinta y es influye en todo lo que nos rodea, lo que vivimos, lo que sentimos, no podemos limitar nuestras influencias e inspiraciones, quizás haya una constante que es la razón por la que la marca existe, que es el lado oscuro de la vida, lo que la gente no relaciona con una belleza tradicional, eso puede ser una base de inspiración y de ahí se desprenden mil cosas” apuntan en una entrevista recogida del blog Puercomx.
Robert Wilson
Robert Wilson, Diseñador de escenografía, iluminación y vestuario. Su obra escénica es una pieza central del posmodernismo que lo define como un simbolista y surrealista. Wilson es un gran visionario que representa la máxima figura del “Theatre of Images”, corriente escénica experimental que se desarrolló fundamentalmente en la década de los setenta, fusionando la danza, el teatro, las artes visuales, la música y la cultura pop; creando así un universo paralelo donde todo se tergiversa.
Personajes arrancados de un sueño o de una pesadilla que generan un mundo imaginario donde lo imposible se materializa.
Simbolismo, geometría y minimalismo mezclados con el barroquismo propio de la ópera con vestuarios de época descontextualizados, llevando al espectador a un punto entre el presente y el futuro que asemeja un limbo donde la luz engulle todo lo que toca.
En un mismo sentido, la concepción del sonido y la música en sus espectáculos es igual de compulsiva y disonante que los movimientos de los actores interpretes de sus obras.
Ritmos repetitivos hasta el cansancio, voces que narran sucesos que jamás sucedieron, cuentas numéricas infinitas sin principio y fin, donde la belleza carece de significado porque lo que es bello no necesita explicarse. Cuando la belleza es tanta, los porqués ya no caben. Robert Wilson, un hombre lunático, creador de universos imposibles, nos observa desde el satélite lejano; quizás creyendo que los raros somos nosotros, raros por convencionales, raros por uniformes… Definitivamente las cosas no se ven igual desde la Luna.