Es interesante y gratificante el hecho de poder crear, inventar, dejar volar la imaginación y, después, dar un sentido lógico y coherente al resultado de lo creado.
En esta ocasión quiero compartir con ustedes la historia creada alrededor de ese sillón estilo Luis XV el cual nombre NeoPal.
Hoy, el sillón NeoPal es la parte focal de belleza y contenido que llena el vestíbulo de una majestuosa residencia en la Ciudad de México.
Es una historia corta pero llena de significado y reflexión, la cual espero disfruten muchísimo, así como las imágenes.
El padre de Cristóbal Colón, Doménico Colombo, según la historia fue tejedor, cardador de lana. En Génova, como en el resto de Europa, era de uso común el telar de pedal.
A diferencia, en México, los indígenas acostumbraban el telar de cintura y hacían maravillas con el algodón. Fue más tarde cuando se familiarizaron con los borregos, traídos de España, que urdieron la lana y la hicieron suya.
Mi intención es enfatizar nuestra simbiosis inevitable en 500 años de tiempo, cultura, tradiciones y por supuesto, tendencias.
En este sillón, el tapiz es la esencia de un nopal al que se le han quitado las espinas y se muestra en todo su esplendor, tal y como es por dentro.
La estructura francesa del sillón hace notar la mezcla de la talla de sus bordes que remiten a Quetzalcóatl, la serpiente emplumada y caras de idolillos.
La capa de hoja de plata representa el conocidísimo intercambio de espejos por piedras preciosas y joyas. Todo esto lo hace un asiento para el alma…viaja a dónde quiera que el espíritu te lleve y regresa a casa.
El hogar y este sillón, son el espejo de nuestra herencia y conciencia.
– Erika Winters
“Vuela a donde quiera que la imaginación te lleve y regresa a casa”