Ya se asoma el verano en México, al menos en los eventos sociales, porque ya todas las colecciones, comidas y viajes promocionan los bikinis, los mangos y las piñas veraniegas, como Vail Resorts, que ya se armó un buen preview de las actividades que habrá una vez que la nieve ceda en las montañas.
Eso me recuerda “Summerwind”, esa hermosa canción de Johnny Mercer que hizo muy famosa Frank Sinatra en 1966, justo cuando los Beatles y Elvis le daban más dolores de cabeza por atrevidos y joviales, y justo me acuerdo de Frank porque el 14 de mayo se cumplieron 16 años de su muerte.
Como yo era una gran admiradora de Sinatra, no quise dejar de mencionarlo, y de paso, les comparto la foto que me regaló su nieta AJ Lambert, hija de Nancy Sinatra y el bailarín Adam Lambert.
Angela, que prefiere ser llamada AJ, también se dedica a la música; sí, canta, como todos los Sinatra, pero lo que más le gusta es componer, y durante muchos años hizo temas para el cine, entre sus scores más famosos está el de la serie “Los Soprano”. Actualmente conduce un programa en la radio neoyorquina que se llama Siriusly Sinatra para complacer a sus fans que tanto la molestábamos con compartirnos su linaje sinatresco.
Yo he sido una de esas fans afortunadas, porque luego de haberla conocido por azares de la vida en Nueva York, la entrevisté para la desaparecida revista Día Siete, justo cuando Frank cumplió 10 años de fallecido. La foto es de 1997, en una comida familiar, haciendo caritas con su nieta mayor. Amo la foto por inédita, claro, pero también porque destapa el mito Sinatra para dejarnos ver a un cariñoso abuelo.
De Fuentes a Rivero Lake
Nunca pude ir a un concierto en vivo porque era demasiado pequeña cuando todavía lo hacía, pero al que sí pude conocer fue al que llamo el príncipe de mis letras, a Carlos Fuentes, mi héroe literario, que todas las veces que coincidí con él me regaló siempre simpatía y cariñosas sonrisas, y que a pesar de que por entonces era una joven polizonte del ambiente literario, nunca me hizo sentir así. Era igual de encantador en una firma anónima de libros que en un evento súper nice y lleno de VIP’s. ¡¡¡Aprendan todos!!!
A él también lo recuerdo hoy, ya que el pasado Día del Maestro fue su aniversario luctuoso, pero acompañado de una nota chismosa, cortesía de la Universidad de Princeton, depositaria de sus manuscritos y cartas personales por decisión del escritor, que abrió hoy dichos archivos secretos. La cosa es que Fuentes dejó estipulado (y escrito en un texto en el diario El País de 1998) que el trato era abrir los archivos a 50 años de su muerte, no a dos…Tsssss. Qué aprovechados, ventajosos, malos amigos. Ya no se puede confiar ni en las grandes instituciones. Neta.
Hablando de literatura, nuestro querido anticuario y galerista Rodrigo Rivera Lake también está por estrenarse en el mundillo de las letras con Penguin Random House, donde anda cerrando el pacto con el director editorial Cristóbal Pera…No sé si es novela o ensayo porque no se dejó sopear ninguno de los dos, lo único que sé es que no será coffe table book de antigüedades. Nada más voy a decir que yo sí andaba pagando por leer las memorias de Rodrigo. ¡Deben de ser tremendas!
La boda del niño verde
En otras informaciones, hoy se casa el Niño Verde con María Couttolenc. Sí, hoy, no mañana, como dicta la moda de los nuevos tiempos. En los 80 las bodas se usaban el viernes por las noches porque el tránsito no era tan espantoso como ahora. Claro, la cosa es que no se casará en el DF sino en Los Cabos, en una propiedad privada y exclusivísima.
Como su novia es coordinadora de bodas ella misma se encargó de organizarla con su equipo. Por fin cayó el joven Jorge Emilio. Ahora veremos si logra domarle sus mañas de playboy-cuarentón empedernido. Mucha suerte y paciencia, mana.
¡Nos leemos la próxima semana!