Ser madre no siempre es todo color de rosas. La experiencia que pasó Miranda Kerr lo acredita. Es la modelo de Victoria’s Secret aseguró que al dar a luz pensó que se iba a morir, ya que la consideró una tarea «larga y difícil», además de que no quiso que le pusieran anestesia, pues fue un enorme esfuerzo mientras traía al mundo a su hijo Flynn, fruto de su relación con el actor Orlando Bloom.
Así, la joven de 28 años declaró a la revista ‘In Style’ de Australia: «Algunas noches tenemos una señora que nos viene a ayudar, pero Flynn cada vez duerme mejor, así que ya no viene tan a menudo», añadiendo que «a Flynn le encantaría Australia. Yo tuve una infancia maravillosa en el país y mi hijo tendrá una educación muy diversa.»
Miranda no quiere tener un hijo solo para que lo cuide la niñera, como ocurre con muchas de las celebridades, por falta de tiempo. De esta forma, intenta compartir las tareas de la casa con Bloom para cuidar a su hijo, sólo en momentos que ambos están realmente ocupados, por viajes de trabajo, piden ayuda, y también en ciertas ocasiones en las noches. Además, dijo que en dado caso que ella no pueda amamantar al bebé prefiere dejar leche en el refrigerador a que su hijo tome lácteos artificiales.
Ahora, la flamante familia vive entre Los Ángeles y Londres la modelo no quiere que su hijo se pierda parte de lo que ella vivió en la infancia, en Australia, por lo que mandó a sembrar un jardín para emular la vida campirana de su niñez.