El multimillonario británico Richard Branson, se convirtió en azafata por un día tras perder una apuesta con el director de la aerolínea Air Asia, Tony Fernandes.
Con las piernas depiladas, luciendo minifalda y los labios pintados de rojo, el dueño de la aerolínea Virgin se presentó en el Aeropuerto Internacional del Perth (Australia) para cumplir con el castigo.
El magnate había apostado que su equipo de Fórmula Uno, el Virgin Racing, obtendría mejor clasificación en el campeonato de carreras que el Lotus Racing, perteneciente a Tony Fernandes, sin embargo le tocó perder.
Como si fuera de verdad, Branson tuvo que atender a los pasajeros del vuelo entre Perth y Kuala Lumpur durante seis horas.
«Esto ha sido una verdadera novedad para mí, pero he disfrutado de la experiencia», comentó Branson. «Siempre he dicho que soy un hombre de palabra y estoy feliz de que finalmente han honrado la apuesta.»
El dueño de Virgin retrasó el pago de su apuesta por problemas de salud, puesto que sufrió una lesión en la rodilla en el 2011.
Gracias a esta hazaña, la aerolínea asiática donó 100 dólares australianos (unos 77 euros) por cada asiento que se vendió en este vuelo a la Fundación de Niños Starlight en Australia, y el 10% de todas las ventas a bordo.
Dato: Branson ya no participa en la Fórmula Uno con el equipo Virgin, que ahora compite como Marussia Racing, mientras que el equipo de Fernandes ha pasado a llamarse Caterham F1.