Te mostramos el único restaurante que es una cárcel. Este lugar es para todos los culpables del buen gusto culinario, una prisión gastronómica en la que nunca querrás salir.
El restaurante Fortezza Medicea se encuentra en el interior de la cárcel de máxima seguridad que le da nombre, erigida hace siglos en Volterra por la conocida y poderosa familia de banqueros italianos, los Medicci.
Una monumental fortaleza de ladrillo viejo, escaleras de piedra gastada y rejas oxidadas, remodelada cuidadosamente respetando su esencia medieval para recibir hasta 120 comensales que quieren vivir la experiencia de comer entre rejas.
A pesar del brillo de los tenedores de plata, de las risas y el sonido de las copas, este lugar no ha dejado de ser una cárcel donde los presidiarios (vigilados atentamente por cámaras de seguridad y guardias armados para prevenir cualquier conflicto o robo de cubertería) cumplen penitencia de una forma enriquecedora para todos.
Los convictos, la mayoría, mafiosos trasladados de Nápoles, Sicilia o Plagia, se convierten en los meseros, chefs y sumelliers que han cambiado las armas por las sartenes, y son los que utilizan los fogones para cocinar los exqusitos platos de la tradicional cocina italiana, spaguetti, tortellini, lingüini y carpaccio de verduras, entre otros.
Además, ellos mismos son los que organizan representaciones teatrales y entretienen las veladas con música en vivo y en directo para los comensales.
Se trata del mejor remedio para lograr la reinserción social de los reclusos, una toma de contacto con la realidad que satisface a ambas partes: los clientes disfrutan de una experiencia totalmente fuera de lo común y de una velada inolvidable; y los presos abandonan parcialmente ese lugar de marginación, demostrando su intención de rehabilitarse y la aceptación general de la sociedad.
La popularidad del local ha sido tal, hasta el punto de que los funcionarios ya se han planteado abrir nuevas sucursales. Para acceder a ella hay que reservar con semanas de antelación, someterse a un examen del Ministerio de Justicia de Roma para comprobar la ausencia de antecedentes penales y, además, atravesar una serie de detectores de metales instalados en el camino de acceso a la fortaleza, donde les decomisarán la mayoría de sus pertenencias personales.
Que te parece esta experiencia de comer entre rejas con los típicos platillos de la mejor cocina italiana.