Desde Creel pueden visitarse lugares únicos, mágicos, impactantes como Basaseachi y su famosa cascada, San Rafael, Batopilas, Guachochic y por supuesto las maravillas naturales relativamente cercanas, algunas incluso para acceder en bicicleta: Valle de Arareko, Valle de los monjes, la cascada de Cusarare, y el lago de Arareko.
En el Valle de Arareko se pueden apreciar la serie de formaciones rocosas llamada «Los Hongos», «las ranas» «la montura» y «las chichis» las cuales se originaron debido a la erosión del agua y del viento. Innumerables asentamientos tarahumaras como los de la Cueva de Sebastián o el sendero de la cascada de Cusarare, le dan a uno la oportunidad de conocer de cerca su artesanía, su indumentaria.
A 7 km de Arareko el misterioso Valle de los Monjes se levanta majestuoso entre formaciones e inmensas columnas de roca de entre 40 a 50 metros de alto. Conocido como el valle de los falos, su nombre fue modificado y recibe el mismo por la formación de dos columnas que asemejan a unos monjes.
Después de San Juanito (donde mi abuelo Thorvald le construyera una misión a los Padres Jesuitas del pueblo) Creel es el segundo pueblo más grande del municipio de Bocoyna.
Fundado en mayo de 1907 como una estación deposito de la linea Chihuahua Pacífico. Nombrada tras su gobernador Enrique Creel (si, antepasado de los Creel de Mexico DF incluyendo a Santiago).
Dentro de sus hoteles destaca Casa Margaritas y Hotel Villa Mexicana. Y una comida en Tío Molcas es un must.