Camparino, conocido históricamente como el bar de Campari, el clásico italiano, regresa a la Galería Vittorio Emanuele II en Milán.
El cartel original ha sido interpretado y diseñado con la visión moderna del maestro Ugo Nespolo.
Camparino, uno de los símbolos comúnmente asociados a la ciudad de Milán, junto con la moda y el diseño; fue el bar que dio origen a la tradición del aperitivo, tradición que ha sido difundida por la marca como un símbolo del estilo de vida italiano en todo el mundo.
“Estamos muy orgullosos de nombrar de nuevo al bar de Campari, Camparino; por tradición ha sido el sitio ideal para los amantes del aperitivo, tanto de Milán como de numerosos países en el mundo”, comentó Andrea Conzonato, Director de Mareting de Gruppo Campari. “Con este proyecto, Campari volverá al lugar simbólico de sus orígenes, con el bar que fue testigo del nacimiento del aperitivo como una momento único de convivencia y buena compañía.»
Camparino será el lugar en el que los visitantes podrán disfrutar de una experiencia de “inmersión total” al estilo de vida Campari; desde un punto de vista futurista, pero siguiendo el mismo enfoque de sus origenes, en camino a la construcción de un nombre para la casa Campari: un lugar en el cual la gente pueda reunirse e intercambiar ideas.
La historia de Camparino
En 1867 Gaspare Campari abrió Caffé Campari, un local en el cual no solo se servía el aperitivo, sino que también funcionaba como restaurante. Era el lugar más concurrido, pero en 1915 siguiendo los pasos de su padre, Davide Campari abre Camparino. Café Campari tuvo entonces que dar paso a Camparino que, desde sus inicios, se convirtió en el centro de la vida social de la ciudad y del estilo ostentado por sus asistentes. Desde su concepción se diseñó para ser revolucionario, gracias a un innovador sistema que garantizaba un flujo continuo de soda proveniente directamente de las bodegas, de forma que ofrecía a cada uno de sus clientes la mezcla perfecta de Campari y soda, para disfrutarse a temperatura ideal.
A principios de 1900, el Art Nouveau y la renovación artística europea dominaban en todo el continente. Camparino adoptó el cambio y se convirtió en un vehículo para la innovación al incorporar ostentosas incrustaciones geométricas en su mobiliario, gracias al ebanista Eugenio Quarti, al pintor Angelo D’Andrea y Alessandro Mazzuccotelli, maestro del hierro.
Camparino es el bar donde un aperitivo de rutina se convierte en leyenda, donde las celebridades conviven con la gente. Ha sido testigo del nacimiento de tendencias plasmadas en años venideros, y el escenario privilegiado de los debates políticos más sinceros. Es el lugar preferido de los trendsetters; un sitio para crear nuevas ideas, donde los pensamientos y conceptos se mezclan, acompañados por el sabor reconfortante de Campari.
Hoy, como ocurrió en aquel entonces, Camparino es el lugar que da la bienvenida a las nuevas tendencias y rituales, con una fuerte influencia cosmopolita. El tipo de experiencia que es tan familiar para la marca, como para el lugar que la vio nacer.
Camparino seguirá siendo gestionado por Orlando Chiari y Teresa Miani, el yerno e hija de Guglielmo Miani; sastre de Apulia que llegó a Milán en 1922 y que adquirió la licencia del bar, entonces llamado Caffè Zucca, quienes lo adquirieron de a la familia Campari. Orlando Chiari comentó al respecto: «Para nosotros, ser elegidos por Campari es un sueño hecho realidad, como lo fue para mi suegro en los años 60´s. Vamos a continuar administrando Camparino con la misma pasión y dedicación que nos transmitió Guglielmo Miani. Mantendremos tanto el esplendor como el estilo que lo caracteriza, pero buscamos también actualizarlo. Este es un proyecto que completaremos con gran entusiasmo, en colaboración con Campari, con el fin de celebrar el 100 aniversario de Camparino».
Ugo Nespolo es el maestro responsable del diseño para el nuevo cartel de Camparino, una mezcla esencial de tradición e innovación; producido por un artista que ha trabajado con Campari en proyectos italianos e internacionales durante muchos años. Algunas de sus obras se exhiben en la Galleria Campari, en Sesto San Giovanni.