Si de turismo alternativo hablamos, nada mejor que descubrir el paraíso natural que propone Nueva Zelanda, en el corazón de Oceanía.
Por su variado paisaje, que incluye playas, montañas, fiordos, glaciares y bosques tropicales, la isla constituye uno de los lugares con más diversidad biológica en la Tierra. De esta forma, el pequeño país, que tiene dos islas principales, la Isla Norte y la Isla Sur, posee una sorprendente variedad de maravillas naturales así como de centros urbanos.
Al ser uno de los países que fue poblado más recientemente en el mundo, recién ahora comenzó a ser explotado turísticamente, siendo uno de sus mayores atractivos las playas vírgenes.
¿Qué conocer?
La isla sur: los maoríes polinesios llegaron a las islas aproximadamente en el año 800 de nuestra era, y hasta 1840 pasó a formar parte de Gran Bretaña. Entregaron la soberanía, pero mantuvieron los derechos de tierra de la isla. en esta región, se encuentra Christchurch, conocida como la puerta de entrada de la Isla Sur y es la segunda ciudad más grande de la región. El pequeño poblado de Akaroa en la Península Bank, ofrece unas vistas espectaculares del paisaje montañoso.
Basada en el ecoturismo, esta zona constituye una verdadera atracción para los que buscan aprender más acerca de la notable diversidad de la vida marina de este país.
Fiordland: es uno de los atractivos más naturales de la zona sur. Fiorland es la ciudad junto al lago de Te Anau, que es conocida como “la puerta de entrada a los fiordos”. Allí se puede realizar un paseo en bote de treinta minutos en el Lago Te Anau para visitar unas cuevas de luciérnagas de otro mundo.
Queenstown: es el lugar preferido para los aventureros. Desde la navegación hasta una variedad de actividades alpinas como el ski, es el originario del salto en bungee.
Isla Norte: Desde la ciudad de Wellington, se puede visitar el Parque Nacional Tongariro, una zona llena de cráteres, como el de la Luna Scenic Reserve, un fenómeno natural fenómeno geotérmico generado por el magma que calienta los charcos de agua de las profundidades de la tierra.