La mayor parte del trabajo de Mónica Escutia está realizado a partir de procesos que implican la menor intervención del trabajo manual; dibujos de formas geométricas o de figuras aleatorias realizadas en corte láser sobre acrílico, y esculturas en formas que aparentan piedras o formas orgánicas de gran solidez con acabados en pintura automotriz, son elementos que confieren a la obra de Escutia ciertas reminiscencias del arte minimalista.
A pesar de eso su obra en general, principalmente las esculturas, posee una sutil incorporeidad conferida por la brillantez, que detona sus cualidades de objeto y reflejo del entorno. Al contrario del frío minimalismo, Escutia logra trasmitir sensualidad en sus piezas a través de sus formas y acabados.
Rubén Méndez parte de la pintura en un intento por desentrañar las posibilidades de la misma. Los elementos con los que dota sus imágenes cumplen la función de distender lo canónico con que históricamente se ha relacionado esta disciplina.
De su trabajo se desprende una iconografía cuyos componentes no tienen correspondencia en el sentido convencional; así pues, podemos pensar que el trabajo de Méndez alude a la disección de la pintura, constriñéndola al concepto de organismo en descomposición. De esta manera se vuelve reconocible en términos posmodernos con todo lo que esto implica: suciedad, caos, confusión y pastiches. El rechazo de lo homogéneo como premisa creativa, interés divago por formas y cánones históricos, son algunos de los elementos que prevalecen en sus piezas.
Nunca fue la intención tratar de empatar en ningún orden de rango el trabajo de Mónica Escutia y Rubén Méndez. Incluso uno de los atractivos de este proyecto radica en que bordea conceptos y soportes contrastantes; el resultado es similar a la teoría de conjuntos, donde A y B se interceptan emerge “C”, territorio de coincidencias que trascienden el orden de lo formal.
Con voluntad propia y sin atender a los interesados, esta relación de correspondencias y diferencias impregnan esta muestra de regionalidad y sella su marca en la idea de contemplación y muerte inherente, de morar la periferia.
Herencia asturiana de contempladores esquizofrénicos y conservadores acorralados hasta lo último, en un jardín japonés que nadie visita, repitiendo un curso de la muerte del arte hasta el hastío; Kusama y Kudo al borde de la media luna respirando polvo.
Inauguracion: 10 de septiembre 2011
Galería TalCual: Colima #326-A Col. Roma Norte Tel: 5514961