Las playas soleadas y los mares de aguas cristalinas no son propiedad exclusiva del Caribe ni de la Polinesia. El viejo mundo también tiene destinos paradisiacos y todavía poco explorados.
Es el caso de una isla discreta en Croacia, que todavía no sufre del turismo masivo, llamada Mljet, está ubicada a pocos kilómetros de Dubrovnik, un puerto croata con construcciones medievales, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Con temperaturas ideales y estupendas bellezas naturales, la isla de Mljet es el lugar perfecto para unas relajadas vacaciones en uno de los destinos más bonitos de Europa. Esta isla tiene una particularidad, se trata de un lago en medio de ella y otra pequeña isla adentro de aquel, en la que se levanta un convento del siglo XII.
La gastronomía no puede faltar en un destino como este, y las sugerencias culinarias de los nativos de esta región croata van desde las anguilas del río Neretva hasta un flan muy dulce al que le llaman “Rožata”.