El diseñador francés Guillaume Meilland se ha estrenado como director artístico de Salvatore Ferragamo, presentando una propuesta que recupera las bases de la maison en su colección de prêt-à-Porter para hombres otoño/invierno 2017-18.
Ha sido en Milán donde Meilland imaginó al joven Salvatore llegando a la atractiva Nueva York, allá por los años 1920, vestido con trajes ligeros y elegantes que contrastaban con los rígidos patrones de la moda neoyorquina de entonces.
Guillaume Meilland, que anteriormente había trabajado para Louis Vuitton, Yves Saint Laurent y Lanvin, crea propuestas clásicas y contemporáneas, algunas largas y estructuradas, otras más amplias y ligeras. Declina el clásico abrigo largo con el interior de terciopelo o tela escocesa en tonalidades grises o camel.
Los suéters son de punto grueso, con cuello alto o cremallera y metidos dentro del pantalón, en tanto que los trajes son ajustados al cuerpo. Tampoco faltan chamarras con bordados de colores y en piel.
Los diseños se rigen por los códigos binarios, dos siluetas principales, una alargada y otra más voluminosa, con clásicos como chaquetas con vuelos y peacoats de estilo naval, mientras que la paleta de colores suave se mezcla con pequeños detalles de colores explosivos.
Entre los géneros abundan el punto, la cachemira o la lana pesada, en gabardinas e impermeables con piel de becerro y pana, mientras que los colores van de los clásicos negros al berenjena.
Los complementos adquieren relevancia, como sucede con el calzado en dos diseños diferentes: uno reeditando la punta redonda workboot y otro el tradicional italiano.
También destacan las bolsas, diseñadas en cuero, forradas en piel, algunas en estilo clásico y otras que se puden usar sobre los hombros como una mochila.