Ser adulto en el Papalote•Museo del Niño es más divertido de lo que todos piensan. A las 7 de la tarde, después de una larga jornada laboral nos reunimos un grupo de amigos a disfrutar del cumpleaños de una amiga y ella decidió celebrarlo en el Papalote•Museo del Niño.
Cuando llegamos casi todos los niños ya se habían ido (por suerte), entrar y saber que prácticamente el museo sería para nosotros solos fue una experiencia realmente nueva. No tendríamos que esperar a que los niños nos dejaran usar la máquina de burbujas o a que el cuate de la cama de clavos terminara de atender a decenas de niños eufóricos formados. Esta noche era sólo para grandes deseosos de jugar sin ser juzgados.
Mientras algunos luchaban con sus manos inexpertas por hacer una boligoma, otros preferían experimentar su lado artístico el salón del arte, “El Gran Estudio”, haciendo vitrales con hojas de colores y sentados en diminutas sillas.
No faltaron los curiosos que preferían ir de “compras” en pequeños carritos de supermercado o los que no pudieron despegarse de la pared de clavos en la que tu cuerpo se queda marcado de todas las formas posibles.
Todos de una u otra forma encontramos algo que nos divertía, que nos hizo olvidar lo complicado que es tener 30 años y lo bueno que es tener acceso a estos espacios.
La noche no se hizo esperar dentro del Museo, y cuando pensábamos que todo había terminado, nos sorprendimos con una velada de jazz que remató un día diferente, especial e inolvidable.
Un día de amigos en el Papalote•Museo del Niño es sin duda reflexionar en cómo esto no existía cuando éramos chicos, es disfrutar de pequeños detalles que nos hacen sentir que hay algo dentro de nosotros que no quiere crecer, es simplemente desear detener el tiempo y disfrutar de nosotros mismos en otra atmósfera.
Todos los jueves, el museo abre sus puertas de 19:00 a 23:00 horas.
Segunda sección del Bosque de Chapultepec. Tel. 52-37-17-73