No te pierdas la segunda parte del Manual del cervecero:
¿Qué tipo de comida se lleva mejor con mi cerveza favorita?
La cerveza se marida igual de bien con la comida que el vino. En general es el mismo principio: las comidas más ligeras como las ensaladas y los pescados maridan bien con las cervezas más claras; las comidas más pesadas como las carnes rojas con las cervezas más oscuras. También deberás maridar las cervezas “regionales” con la comida del lugar donde se produce esta cerveza.
Para saber mejor qué comida se lleva mejor con tu cerveza hazte estas preguntas:
¿La cerveza tiene un sabor a caramelo, a cacao o a café?
Entonces marídala con un sabor ahumado como los alimentos a la parrilla.
¿La cerveza tiene lúpulo?
Podría brindar un contraste herbal con alimentos más grasos, tales como el salmón, la pizza y las frituras.
¿La cerveza es dulce y afrutada?
Entonces opta por aperitivos, tales como uvas, quesos y bruschettas.
Ahora que ya sabes lo más elemental, te decimos la forma correcta de beber una cerveza
1. Escoge la cerveza ideal. Hay una infinidad de variedades en México.
2. Escoge el vaso correcto. Ahora cuando alguien te diga que no sabes tomar cerveza porque tu vaso tiene espuma, podrás decirle que está muy equivocado y decirle porqué, como todo un experto.
3. Elige la cerveza más fresca. Opta siempre por una cerveza que se haya almacenado apropiadamente en un lugar fresco y oscuro, alejado de la luz y el calor solar directo y que esté a una temperatura constante, la mejor es a 10°C. Si la temperatura es mayor, la vida de la cerveza se verá reducida; si es menor, se pondrá turbia.
Entre más alto sea el contenido de alcohol, más alta deberá ser la temperatura de almacenamiento y viceversa. Las cervezas fuertes se disfrutan mejor cuando están justo por debajo de la temperatura ambiente, alrededor de los 13 a 15°C. Las Ale estándar deben permanecer a temperaturas de barricas, 10 a 13°C. Las cervezas más ligeras como las Lager y las cervezas de trigo deben estar refrigeradas a 7 a 13°C.
4. Vasos limpios siempre. Un vaso sucio podría contener aceites o elementos que interferirán con el sabor verdadero de la cerveza. Tampoco mezcles los vasos. Si es un vaso de cerveza, úsalo solo para cerveza.
5. Obtén la espuma perfecta. Para degustar y distinguir totalmente todos los elementos de una cerveza la espuma tendrá que ser de 2.5 a 3cm. Para llegar a esa medida, primero vierte la cerveza en el vaso perfecto en un ángulo de 45 grados. La cerveza tendrá que caer en la parte media de la pared del vaso, pues así podrá airearse, cosa que formará la espuma. La espuma es muy importante para sentir los verdaderos sabores de la cerveza. Si no hay espuma, no sentirás aquello que hace que la cerveza sea deliciosa. También le brindará un aroma más fuerte y más sabroso. Nivela el vaso y empieza a verter la cerveza directamente. Cuando se llene la mitad, empieza a nivelarlo lentamente y a servir directamente en el vaso. Hacerlo así minimizará la cantidad de espuma y así tendrás al final la cantidad perfecta. Si la espuma se forma muy rápidamente (sucede con algunas cervezas), empieza a verterla directamente en el centro antes. Si no se forma espuma, sírvela por completo en ángulo.
6. Observa, bebe y disfruta. Observa la cerveza, maravíllate por su color y por su cuerpo. Levántala frente a ti, pero no frente a la luz, mira la espuma, distingue su color. Ahora sí prueba su consistencia, después de un primer sorbo mueve la cerveza un poco, gira el vaso de cerveza para que se mueva, así se desprenderán los aromas y la fragancia de esa cerveza en particular, distingue los matices y también prueba la retención de la espuma. Huélela, la mayor parte del sabor está en el olor, primero con la nariz, luego con la boca. Después de degustarla sólo queda beberla toda y no dejar que se caliente.