Sonia Snigh es una mujer australiana como tantas. Perdió su empleo en ese país y decidió rescatar y rehabilitar viejas muñecas Bratz para ingresar algo de dinero en casa.
Snigh se propuso darles a las míticas muñecas un estilo «más sensato», como ella lo considera, y empezó a colgar en su cuenta de Tumblr «Tree Change Dolls» fotos del antes y el después de las mismas.
Su intervención dio como resultado unas Bratz sin maquillaje, que lucen ahora una gran sonrisa y ropa menos sexy, más adecuada para las niñas, asegura.
De manera inesperada, Sing vendió las 20 primeras en apenas unos pocos segundos, y hace algunos días subastó una de sus creaciones por 1,334 euros, recibiendo pedidos desde varios países del mundo.
«Mis hermanas y yo crecimos jugando con muñecas de segunda mano y juguetes hechos en casa en el hermoso entorno natural de Tasmania. Me encanta la satisfacción de la reparación y la reutilización de artículos desechados para darles una nueva oportunidad de vida», explicó Sonia.