El Museo Thyssen-Bornemisza presenta, desde el 22 de octubre de 2014 hasta el 18 de enero de 2015, la primera gran retrospectiva del modista francés Hubert de Givenchy, un creador esencial del siglo XX y leyenda viva de la historia de la alta costura.
El diseñador ha seleccionado alrededor de un centenar de sus mejores vestidos, procedentes de museos y colecciones privadas de todo el mundo y muchos de ellos inéditos para el público, que dialogan en las salas con un conjunto de obras de las colecciones Thyssen-Bornemisza.
Audrey Hepburn
La exposición dedica un capítulo especial a esta fructífera relación profesional y de amistad que se inició en 1954 y se prolongó durante toda la vida de la actriz.
Audrey vistió sus diseños en algunas de sus películas más conocidas, como Sabrina, Una cara con Ángel o Desayuno con diamantes, y declaró que “la ropa de Givenchy es la única con la que me siento yo misma. Es más que un diseñador; es un creador de personalidad”. Hepburn sirvió también de imagen para el primer perfume de la Maison Givenchy, L´Interdit, que se presentó en 1957 y para cuya campaña la estrella fue inmortalizada por el fotógrafo Richard Avedon.
Los comienzos de la Maison Givenchy
El recorrido empieza con un primer espacio dedicado a mostrar los comienzos de la Maison Givenchy, en 1952, con piezas destacadas de la que fue la primera colección en su propia casa de costura. Destaca entre ellas la famosa blusa Bettina, llamada así en honor de una de las modelos más bellas de la época y buena amiga del diseñador. Confeccionadas con un material tan económico como la tela blanca de algodón de camisa masculina, con cuello abierto y mangas adornadas con bordado inglés, estas blusas destilaban elegancia y belleza y constituyeron el primer gran éxito en su carrera y un primer paso en su consolidación internacional.
A la blusa Bettina le siguieron otras creaciones surgidas de una imaginación adelantada a su tiempo, como unos vestidos de noche con el cuerpo suelto que podían llevarse también con falda o pantalón; elementos intercambiables que se dejaban a la imaginación y estilo de las clientas para combinarlos entre sí, de ahí su nombre: Separates.
Balenciaga
Una fantástica selección de vestidos cortos, piezas de indumentaria en piel y delicados trajes en seda y lame protagonizan las salas siguientes para mostrar una de las principales enseñanzas de su maestro Balenciaga, la importancia de los tejidos.
Esta parte del recorrido culmina con una muestra de vestidos que combinan el blanco y el negro, introduciendo ya aquí la que será una de sus mayores señas de identidad: la maestría en el trabajo con el color negro.
Las clientas
El núcleo de la exposición está dedicado a mostrar las creaciones para algunas de sus principales clientas, figuras esenciales para contar y mantener una carrera continuada de éxito a lo largo de toda la vida de un modista.
Destacan entre ellas cuatro mujeres icónicas de la historia de la moda que fueron además grandes amigas de Givenchy: la duquesa de Windsor, la princesa Grace de Mónaco, Jacqueline Kennedy y, principalmente, la actriz Audrey Hepburn, su musa y embajadora de su marca desde que se conocieron en 1954.
Muchas de las piezas exhibidas forman parte de la historia del cine y de la memoria visual del siglo XX, como el vestido que llevó Jackie Kennedy en la recepción oficial que dio el general De Gaulle durante la visita oficial a Francia del presidente de los EE.UU., John Fitzgerald Kennedy, en 1961; o el vestido negro de Audrey Hepburn en la película Desayuno con diamantes, de ese mismo año. Junto a otras creaciones que Givenchy realizó para numerosas actrices y películas, estos vestidos subrayan la importancia del cine en la carrera del diseñador como excelente plataforma de proyección internacional.
Trajes de novias
Dos de los más importantes conjuntos de creaciones por los que alcanzó mayor fama internacional, los trajes de novia y los vestidos de noche, son los protagonistas absolutos del siguiente espacio. Los primeros han sido y siguen siendo una seña de identidad de la Maison Givenchy y han marcado durante años el estilo de este tipo de creaciones. Una selección de estos extraordinarios vestidos de novia, realizados en diferentes épocas y presentados con un atractivo montaje escenográfico, permitirá apreciar de nuevo el carácter innovador y rupturista de Givenchy en perfecta sintonía siempre con la belleza intemporal de la elegancia clásica.
El negro, su color fetiche.
Y frente al blanco inmaculado de los trajes de novia, otra de las cimas de su talento: las creaciones para la noche, donde el negro, su color fetiche, destaca por encima del resto de tonos.
Fue Givenchy quien consiguió por primera vez una maestría inigualable en el trabajo impecable del color negro con la culminación y popularización del famoso ‘little black dress’, una pieza de indumentaria que se convirtió desde entonces en indispensable en cualquier armario. En estos vestidos de aparente sencillez es donde mejor se aprecia la pureza de líneas y volúmenes que el maestro Givenchy sabía dotar a sus creaciones bajo la permanente influencia de Balenciaga.
La tienda del museo:
Entre las novedades que la tienda del Museo presenta con cada nueva exposición, se encuentran algunos diseños realizados especialmente para la ocasión por el propio Givenchy, como una selección de bolsos en tela de diversos tamaños y estampados, un paraguas, abanicos con su firma, fundas de gafas, cajas de lápices, libretas de piel, un bloc de dibujo, un antifaz para dormir confeccionado en encaje o una selección de carrés en seda. Todos ellos productos exclusivos que estarán a la venta también en la tienda online. Además, L’Interdit, el perfume creado por Hubert de Givenchy para Audrey Hepburn, y otras fragancias míticas de Givenchy estarán a la venta en la tienda durante la exposición.