En el marco de las conmemoración de los 20 años de la iconica pieza relojera Chopard Happy Sport la firma lanza una obra maestra única.
Desde hace veinte años, los relojes Happy Sport de Chopard seducen a las mujeres que gustan de los relojes contemporáneos, audaces y un tanto inesperados. Para celebrar este aniversario, esta icónica colección se enriquece con la incorporación de un nuevo Happy Sport, una pieza única, una auténtica obra de arte, que condensa en un mismo reloj todo el saber hacer joyero y relojero de la Casa Chopard.
En 1993 Caroline Scheufele creaba uno de los iconos de la Casa Chopard, el reloj Happy Sport. Desde entonces, en diversas versiones, unas veces con sentido del humor, y siempre con elegancia, el Happy Sport ha vivido bajo numerosas identidades, cada una de ellas siempre más evocadora que la anterior: Happy Beach, La Vie en Rose, Happy Spirit, Mystery Pink…
Para celebrar el más bello aniversario de sus diamantes, que evolucionan en libertad algunos milímetros por encima de exquisitas esferas, Chopard desvela un Happy Sport excepcional.
Se trata de una obra maestra de oro blanco de 18k, engastado con 958 diamantes talla baguette y 1978 diamantes, un total de 65 quilates, animada por un movimiento de manufactura L.U.C 96.17-L. El Happy Sport Diamantissimo personifica lo mejor de las dos especialidades del saber hacer de Chopard: la Alta Joyería y la Alta relojería.
Happy Sport Diamantissimo
Este reloj – joya ha requerido nada menos que 4.500 horas de trabajo a los diferentes artesanos y especialistas que han tomado parte en su realización. De estas horas, 1700 se han empleado exclusivamente en la labor de engaste.
La esfera, la caja y los eslabones de la correa han sido decorados según una técnica de engaste conocida como invisible , especialmente difícil de dominar, y que requiere que cada una de las piedras esté perfectamente tallada y encajada en las demás, de tal modo que, ante la vista, aparece una superficie de diamantes continua, sin que se pueda apreciar en ella el menor espacio ni sea visible ninguna garra del engaste. El efecto visual de una técnica así es impresionante, y da la sensación de que los diamantes están unidos entre sí sin necesidad de oro.