Viviana Corcuera es una de las socialités más conocidas de nuestra ciudad. Y de la playa más famosa de México, se le conoce como la Reina de Acapulco. Además de haber participado en política integra el consejo editorial de la revista Caras, donde tienen una columna mensual.
Su nombre de soltera es Viviana Dellavedova, antes de casarse con el empresario jaliciense, Enrique Corcuera, fue pareja del ex presidente Fernando de la Rúa, en su país natal.
Viviana llegó a México en 1968. Es políglota -habla tres idiomas- y ha sido anfitriona del sha de Irán, de Henry Kissinger, de Plácido Domingo, de Frank Sinatra, entre muchos otros. Además de haber sido Miss Argentina 1964, ostentó el título de Miss Latinoamérica. Toda una belleza.
Viviana llegó a México y conquistó a Enrique Corcuera y García Pimentel -abogado de profesión y fundador del Paddle Tennis en nuestro país, además de accionista del hotel Camino Real Guadalajara. Fue gracias a esa boda, que Viviana incursionó al escenario de la alta sociedad mexicana.
Además de su interés en el deporte, Viviana ha participado en la política, lo hizo dentro de la campaña de Vicente Fox desde 1997. A la socialité se le relacionó sentimentalmente con el expresidente antes de que éste se casara con Martha Sahagún, quien decían que no la veía nada lindo.
La labor de Viviana era organizar reuniones femeninas a las que asistiera el candidato; la cantidad de quórum que lograba reunir hacía de estas tertulias fue todo un éxito.
Viviana es madre de Luis, 38 años, Viviana, 35 años, y Enrique, 33 años, y es abuela de Sofía y Agustín. Y es amiga de Enriqueta Perilonge, Sara Galindo, María Theresa Arango y de Beatriz Paredes.
El último novio que se le conoce a Viviana fue Martín Olavarrieta, político 17 años menor que ella, militante del PRI que fue diputado de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
Las mexicanas que quieran llenarse de glamour deberían seguir los consejos de Viviana: «es imprescindible tener marido rico, saber dar fiestas con gente bonita y elegantísima, y traerla desde cualquier parte del mundo. Mezclar a tus invitados y poder ofrecerles sin límite cosas como caviar y champaña».
Lo más importante: «tener una fortuna muy grande«.