El papa Julio II inauguró con una misa los frescos en el día de las Vísperas de la Festividad de Todos los Santos, el 31 de octubre de 1512 y este miércoles fue su sucesor en la silla de San Pedro, Benedicto XVI, quien a la misma hora repitió el mismo rito para festejar los 500 años de la Capilla Sixtina.
“El gran artista (Miguel Angel), ya célebre por obras de arte de escultura, afrontó la empresa de pintar más de mil metros cuadrados acostado, y podemos imaginar que el efecto producido sobre quien por primera vez la vio terminada debió ser impresionante”, comentó Benedicto XVI.
“De este inmenso fresco precipitó sobre la historia del arte italiano y europeo algo comparable a un violento torrente de montaña portador de felicidad y, al mismo tiempo, de devastación: nada fue como antes”, agregó.
La capilla tiene 20 metros de altura, y Miguel Ángel trabajó sobre un andamio que colgaba en las alturas durante cuatro años, con un esfuerzo físico y artístico descomunal y en medio de grandes trifulcas con el papa Julio II que le exigía constantemente que acabara el trabajo.
Los frescos representan nueve escenas del libro del Génesis como «Creación de la luz», el «Pecado Original» y el «Diluvio Universal».