Javier Senosiain, profesor de arquitectura de la Universidad de México, autor de casas impresionantes como “Nido de Quetzatcoal”, “Sarape y Sombrero”, “El Kiss” o el “Conjunto satélite”, viviendas originales, sostenibles y en sintonía con la naturaleza es todo un referente, hasta el punto de que en México se le considera como el exponente de la arquitectura orgánica, y ahora nos presenta una casa en forma de ballena con un espectacular y gran colorido.
Según sus palabras construye «bioarquitectura», una forma de conciliar el impacto inmobiliario que crean las personas para satisfacer sus necesidades físicas y psicológicas con el medio natural. En todas sus construcciones pondera los materiales naturales como la piedra, la tierra o la madera que no contaminan y que, trabajadas de forma adecuada, son más resistentes que el metal. No obstante, para que la estructura se sostenga con solidez, debe recurrir al ferrocemento, un ingrediente de poco peso y gran flexibilidad a base de hormigón y mallas de alambre.
Pensando fundamentalmente en familias con hijos, consigue recrear un ambiente agradable y algo bohemio con casas como “La Ballena Mexicana”. Levantada en 1992, la estética de su fachada combinada con las cúpulas de tabique está bañada de la influencia del pasado prehispánico del país. Casi toda su superficie se haya recubierta por azulejos de cerámica multicolor y grecas policromadas, como si fuera un enorme mosaico en tres dimensiones.
Una técnica característica de Sienosiain que crea en todos sus proyectos, como “El Tiburón”. En principio se diseñó con una sola recámara, pero al crecer la familia que la habitaba nació la necesidad de ampliarla, dividiéndola por la mitad y conectándola al corredor principal. Cuenta con cámaras semienterradas para sujetar la estructura y en la azotea se instaló un estudio privado con vistas al Parque Natural de los Remedios y una terraza semicubierta para disfrutar de una velada agradable las noches más calurosas.
Sin embargo, la obra prima de Javier Sienosiaín es “La Casa Nautilus”, una fascinante morada en forma de caracola enrollada sobre sí misma en espiral, con un espacio interior lleno de curvaturas y anchas escaleras de caracol. Los muebles se adaptan a la arquitectura, al igual que las ventanas circulares u ovaladas abiertas en las paredes o en el techo, a modo de tragaluces. Pero hay que destacar que las atracciones principales de esta espectacular vivienda son, la enorme vidriera policromada que cubre por completo uno de los muros del salón y proyecta sobre las baldosas motas de luz con los colores del arco iris, y el jardín interior que florece por todo el suelo lo que lo hace un ambientador natural.
El cuidado y el respeto al entorno natural están presente en cada uno de los proyectos, lo que le lleva a instalar en cada una de sus viviendas sistemas de recogida de lluvia que permiten su posterior aprovechamiento para regar el jardín o cubrir las paredes de grandes ventanales que filtren la mayor cantidad posible de luz natural, a fin de ahorrar energía. Su compromiso ecológico es tal que antes de comenzar las obras realiza un estudio milimétrico de la orografía del terreno, las vistas y la orientación, consiguiendo una fusión de arquitectura y naturaleza. Sólo al alcance de contados expertos que pueden cumplir tu sueño de vivir en una obra de arte.