El expresidente egipcio Hosni Mubarak ingresó hoy en el hospital de la cárcel de Tora, al sur de El Cairo, después de que un tribunal lo condenara a cadena perpetua por el asesinato de manifestantes durante la revolución que terminó con su renuncia en febrero de 2011.
Tras la sentencia, Mubarak, de 84 años, sufrió una «crisis cardiaca» en el helicóptero que lo trasladaba a un hospital carcelario cairota, según agentes de seguridad que hablaron bajo la condición de anonimato por no estar autorizados a hablar con la prensa.
Mubarak, que contestó con un sólido «presente» cuando el juez leyó su nombre, y su ministro del Interior, Habib al Adli, fueron sentenciados a cadena perpetua por su complicidad en la muerte de manifestantes en los 18 días de la revolución que comenzó el 25 de enero de 2011
Alaa y Gamal Mubarak, hijos de Mubarak, así como el empresario Husein Salem, fueron absueltos de los cargos de enriquecimiento ilícito y daños a los fondos públicos.
Pese a haber sido absueltos de los delitos, el fiscal general egipcio, Abdelmeguid Mahmud, dispuso que Gamal y Alaa continúen encarcelados a la espera que se resuelva otro caso pendiente por otro delito de corrupción.
Ambos son sospechosos de especular con acciones de la Bolsa y del Banco Nacional Egipcio.