Vanity Fair publicó en su número de diciembre: «La más rubia, la más rica y ¡sorpresa! la más lista» en alusión a Paris Hilton, millonaria por herencia y también por obra propia.
Y lo hizo porque su principal proeza fue convertir su nombre en una marca global. Algo que le permite «cobrar 300 mil euros por ir a una fiesta y pasearse entre la gente«. Méritos suficientes para ganarse el título de billion dollar entrepreneur que le ha otorgado una reputada revista.
Así, Hilton posa como se espera de ella: rodeada de brillos, oro, lujo y chihuahuas. Lo cierto es que en los últimos tiempos, Paris había pasado a un perfil más bajo, con una menor exposición a los medios.
Al parecer el negocio de ser Paris Hilton sigue en pleno auge. Como dice la revista, Paris «no es solo la más rebelde de la saga Hilton, sino que va camino de convertirse en la más rica».