En 1996, en el corazón del Val-de-Travers (Suiza), nació una de las marcas más afamadas de alta relojería suiza, Parmigiani Fleurier.
Gracias a la Fondation de Famille Sandoz y a su visión de perpetuar el savoir-faire relojero suizo de altísima calidad, Parmigiani Fleurier es una de la pocas marcas de la actualidad que diseña cada modelo como una obra maestra, construida y magnificada a su paso por los talleres.
Michel Parmigiani, fundador de la marca, ya estableció el espíritu en 1976, con la práctica de la restauración de objetos de arte relojero y su incomparable conocimiento de las maravillas mecánicas del pasado.
Parmigiani superó desafíos industriales muy importantes. Del corazón al cuerpo del reloj, se ha construido una división artesano-industrial completa en la que se integra todo tipo de savoir-faire, desde el menos común al ineludible.
De la espiral al rodaje, de la caja a la esfera, todos los eslabones se unen para conformar una manufactura completa y honesta en la excelencia de su calidad.
La autonomía total de Parmigiani la convierte en la única manufactura independiente fuertemente implantada en el segmento de gama alta del paisaje industrial relojero.
Segura de su independencia, Parmigiani ha sabido inventar su estilo. A la vista de sus códigos de identidad únicos, las colecciones Parmigiani, ya sean simples o de grandes complicaciones, son reconocibles entre las demás.
Más de 20 colecciones femeninos y masculinos, todas equipadas con los 15 calibres de la casa desarrollados por Parmigiani, son la base actual del éxito de la marca.
El “Kalpa” es la forma emblemática. Cuatro asas, redondeadas, en el nacimiento del brazalete marcan los volúmenes, tan suaves como los de un canto rodado, de los relojes de esta colección. Gracias a ellas, el perfil posee la misma firma, ya sea el reloj redondo o tonel.
Presente en la actualidad en más de 70 países repartidos en los cinco continentes, la marca Parmigiani Fleurier continúa encontrando nuevas perspectivas de expansión.