El martes fue la despedida del ciclo Diálogos, en el Museo Tamayo. Esta convocatoria reunió a reconocidos artistas y personajes culturales mexicanos para invitar a una figura con quien deseaban sostener una conversación pública. También, incluyó “diálogos imposibles” entre personajes disímbolos entre sí o ya fallecidos. amayo.
Esta noche fue el turno de Diego Rivera + Rufino Tamayo, interpretados por Juan Coronel Rivera y Juan Carlos Pereda.
Como es sabido, Diego Rivera (1886-1957) es considerado uno de los más grandes representantes del muralismo en México, con un destacado compromiso social y político. Y Rufino Tamayo (1899-1991) forjó una poética moderna y personal, ajena al mensaje político y aunque también pintó murales, éstos poseen un sentido universal que trascienden la información histórica local para convertirse en metáforas atemporales del devenir del hombre.
Los exponentes pasaron por varios temas durante más de una hora, el público disfrutó la conversación y pudo hacer preguntas y participar.
Entre los destacados, señalaron el punto en común entre los dos pintores: la Academia San Carlos. Esta escuela despertó sinsabores en muchos de sus alumnos y pocos aceptan el cimiento que les proporcionó. Tamayo se refería a la mediocridad, al desacuerdo de sus enseñanzas. Coronel Rivera profundizó sobre lo que ya no enseñan en las escuelas y señaló la competencia entre el mundo de la creación y el mundo de las famas. La creación es sentido pero muy tenso y comprimido. Y de esto, afirmó, resultó el arte moderno. Tamayo poseía del arte una visión monumental, acompañada por la idea de que la Academia le había reblandecido la mano y echado a perder.
Entonces, ambos coincidieron en el sentimiento de que se integra la experiencia y es como si nada hubiera pasado. Pero eso es lo que los artistas rompen y aunque protestan de las aulas, son hijos suyos.
La charla siguió camino por otro punto en común: los dos fueron piezas fundamentales del humanismo y artífices de su construcción.
En cuanto a las voces comerciales y estancias en EE.UU., los dos artistas fueron convocados a practicar un tipo de imagen dirigido a las masas. El punto principal era la divulgación general que se debería usar como medio artístico dirigido al pueblo. Ambos fueron utilizados por el gobierno de EE.UU. para cumplir una meta: la promoción cultural. Norteamérica pretendía quitar el toque social para impulsar el expresionismo abstracto y lograr la infiltración cultural a través de un arte abstracto.
La pregunta que surgió a raíz de esto, fue ¿por qué se selecciona México? y la respuesta no se hizo esperar: por que EE.UU no tenía tradición plástica. El Muralismo Mexicano es el 1er. movimiento plástico americano.
Así, entre preguntas, citas textuales, debate y anécdotas, pasó el último Diálogo en el Museo Tamayo, un ciclo que logró acercar al público al arte y que, ojalá, vuelva a hacerse el próximo año.