Impulsada por un lord inglés a fines de la década de 1950, una isla prácticamente deshabitada se ha convertido con los años en un paraíso de lujo y discreción, entre playas estupendas y palacetes convertidos en hoteles.
San Vicente y las Granadinas es uno de los tantos países insulares del Caribe bendecidos por una naturaleza exuberante que combina montañas selváticas y anchas playas de fina arena blanca.
A esos encantos hay que sumar el atractivo desarrollado por las compañías especializadas en el turismo de lujo. Este sector se ha encontrado en la discreta isla de Mustique un autentico paraíso.
Ubicado entre las Granadinas y Granada, este islote estupendo permaneció prácticamente inhóspito hasta fines de la década del ’50. En 1958, el lord británico Glencomer impulsó el desarrollo inmobiliario pensando en los visitantes más exigentes. Medio siglo después, el resultado nos muestra un mapa salpicado de palacetes de lujos y playas magnificas como exclusivas.
Considerada como una suerte de “isla privada”, Mustique es gestionada por una sola empresa, que administra los 89 resorts que hay en ella. La isla tiene medio millar de habitantes permanentes y un clima de edén de bajo perfil que ha tentado a varios famosos, desde David Bowie hasta Pierce Brosnan y Margarita de Windsor.