En la frontera entre Argentina y Brasil, los saltos del río Uruguay nos proponen una maravillosa excursión por la selva y el acercamiento a la increíble mezcla de la cultura guaraní, la autóctona, con la alemana, que llegó para quedarse y convivir.
Caminar por este paisaje significa escuchar bajo los pies la hojarasca y los sonidos que van envolviendo el ambiente. Los Saltos del Moconá, en el Parque Provincial que lleva el mismo nombre, poseen una falla geológica longitudinal de 3 kilómetros, única en el mundo, atrayendo a curiosos y a desprevenidos.
Mirando hacía el cielo, miles de lianas cuelgan sobre las cabezas del viajero, mientras los rayos del sol intenta filtrarse por entre la naturaleza en todo su esplendor.
El paisaje se va cerrando poco a poco y solo las sensaciones se van adueñando del cuerpo y los cinco sentidos. Eso sucede en la selva paranaense, la furiosa expansión de la gran mata atlántica del Brasil, desde la Serra do Mar hasta el este de Paraguay y de la provincia de Misiones, en Argentina.
El río Uruguay es el límite natural entre Argentina y Brasil. Pero la cultura de la región está marcada por las colonias de inmigrantes alemanes nacidos en tierra brasileña. De allí el curioso número de familias rubias de ojos azules hablando en el denominado portuñol, mezcla del español con el portugués.