Junto con otros 80 participantes, los príncipes británicos de 26 y 24 años partieron bajo un cielo soleado desde Port Edward para participar en los ocho días de la carrera ‘Enduro Afrika 2008’, que sirve para recaudar fondos para organizaciones benéficas. Una de ellas es Sentebale (‘No me olvides’), de la que uno de los fundadores en el reino de Lesotho fue en 2006 el propio Harry.
Todos los participantes tuvieron que pagar una tasa de al menos 1.500 libras para correr. En total los organizadores reunieron unos 519.000 dólares.
Los corredores deben cumplir etapas en pistas de tierra y abruptos caminos de cabras en grupos de diez personas que por la noche acampan juntas. Por eso, el segundo y tercero en la línea de sucesión al trono británico, que salieron de la meta con trajes de motociclismo, enfrentarán un duro desafío físico.
La región es famosa por la belleza de sus paisajes, pero también es una de las más pobres de Sudáfrica. Las carreteras son peligrosas debido a su mal estado. Harry visita a menudo la zona, porque los padres de su novia sudafricana Chelsy Davy poseen una lujosa mansión de veraneo en las afueras de Durban, ubicada a unos 120 kilómetros.