Hay vínculos que no necesitan palabras. Basta una mirada, un movimiento de cola, un ronroneo suave para recordarnos que el amor más puro a veces camina en cuatro patas. En los últimos años, nuestras mascotas han dejado de ser simples acompañantes para convertirse en parte esencial de nuestras vidas. Son familia, son consuelo y alegría. Y en ese lazo invisible que nos une, la nutrición juega un papel más profundo de lo que imaginamos.
Según el estudio PAWS (Pets and Wellbeing Study), realizado por Mars en colaboración con expertos internacionales, el 83% de los tutores de mascotas reconoce que su convivencia con perros o gatos mejora su bienestar emocional. No es casualidad. En un mundo cada vez más acelerado, nuestras mascotas nos enseñan a detenernos, a respirar y a reconectar con lo esencial.
Pero este bienestar compartido no ocurre por arte de magia. Se construye día a día, en los pequeños gestos, con una caminata al amanecer, una siesta compartida, una caricia al final de la jornada y también en el acto de alimentarlos bien. Porque nutrir es cuidar, y cuidar es amar.
La nutrición, más allá de ser una necesidad básica, es una herramienta poderosa para preservar la salud física y emocional de nuestras mascotas. Una dieta adecuada puede influir en su energía, en su digestión, en la calidad de su pelaje y en su comportamiento. Cuando elegimos cómo alimentar a nuestras mascotas, no solo decidimos qué comen. Decidimos cómo se sienten, cómo se mueven, cómo duermen y cómo brillan.
Para entender mejor cómo la alimentación puede impactar el bienestar integral de perros y gatos, Isabel Trujillo gerente de Capacitación y Promoción Científica de Champion Petfoods señala que “una nutrición biológicamente apropiada replica lo que nuestras mascotas consumirían en estado natural, utilizando ingredientes frescos y crudos de origen animal en proporciones que pueden favorecer su vitalidad”.
En un contexto donde cada vez más personas buscan decisiones conscientes para sus hogares, alimentar bien a nuestras mascotas se convierte en un acto de coherencia y afecto. Lo que ponemos en su plato es también una forma de decirles cuánto nos importan. Y cuando esa nutrición está pensada desde la ciencia, la naturaleza y el respeto, el vínculo se fortalece.
En la búsqueda por ofrecer una nutrición más consciente, algunas propuestas han comenzado a mirar hacia la biología ancestral de nuestras mascotas. Desarrolladas por científicos especializados en nutrición animal, estas fórmulas combinan ingredientes frescos y crudos provenientes de granjas sostenibles, respetando el principio evolutivo de la dieta carnívora. Con una base de entre 65% y 75% de ingredientes de origen animal, complementada con frutas, verduras y extractos botánicos, buscan satisfacer las necesidades metabólicas reales de perros y gatos. Una de estas propuestas, como la que desarrolla ACANA, cuida cada etapa del proceso para preservar su bienestar.
Porque cuando nutrimos con conciencia, no solo cuidamos su salud, cultivamos el lazo que nos une. Y en ese gesto cotidiano, también nos cuidamos a nosotros mismos.


