El famoso Museo de Louvre en París, organiza por primera ocasión una noche muy especial en sus instalaciones.
Los espectadores esperan en la oscuridad hasta que llegan los ocho guardias con sus linternas y les recuerdan una serie de normas.
Bailes africanos de máscaras, un bailarín fantasma con antiparras, una estatua ecuestre que llora como un bebé y enloquecidos reyes de carnaval armados con patitos de goma.
«Babysitting Petit Louis», es la nueva atracción de conocido Museo, interpretado por tres bailarines, un cantante, un actor y ocho de los guardianes y bedeles reales del museo.
«Está estrictamente prohibido preguntar sólo dónde están los baños, dónde se encuentra la Mona Lisa o dónde está la salida», cantan al unísono, refiriéndose a la obra maestra de Leonardo da Vinci que es la principal atracción para muchos visitantes del museo.
El cerebro del proyecto es la coreógrafa sudafricana Robyn Orlin, muy conocida en los círculos de danza contemporánea por sus ingeniosas obras en las que satiriza los problemas de su país para superar el racismo y buscar la reconciliación.
Su obra en el Louvre también utiliza el humor para retratar diferentes asuntos: el elitismo cultural, la actitud conservadora de los grandes museos y el modo en el que los visitantes tratan al personal como muebles.
«Trata de cómo el público nunca piensa en realidad sobre quién cuida el arte. Creo que todos los guardias son personas muy vitales y es importante recordar eso al público», contó Orlin tras bambalinas.
Después, los guardias llevan a las alrededor de 130 personas en un recorrido extraño y divertido por el ala Richelieu, en el que se encontrarán con curiosos personajes entre las estatuas francesas del siglo XVII y las esculturas de la Mesopotamia.