Cuando mis amigos me piden que les recomiende el reloj más exacto, siempre les contesto: “Usa tu celular…”

Desde el primer reloj de bolsillo hasta las complejas maquinarias que vemos en las vitrinas de las casas relojeras, la alta relojería ha sido mucho más que un medio para medir el tiempo: cada reloj cuenta una historia, representa un momento y encapsula el arte de generaciones de artesanos. En un mundo donde la tecnología nos permite sincronizar calendarios y alarmas en un clic, ¿qué hace que los relojes sigan cautivando corazones y mentes?
El tiempo no sólo se mide, también se vive. A lo largo de la historia, los relojes han sido testigos y protagonistas de eventos trascendentales: desde los cronómetros utilizados en exploraciones marítimas, hasta los relojes que marcaron la llegada de una nueva era industrial, y aquellos que encarnan una alguna época dorada de cultura, arte y sofisticación; todos ellos, piezas que han sido reflejo de las aspiraciones humanas.
La alta relojería se aprecia a partir de valores claramente definidos:
Tradición y antigüedad de la casa relojera. Blanckpain es reconocida como la primera casa relojera establecida formalmente en 1735, otras casas con tradición son Arnold & Son 1764, Breguet 1775, entre muchas otras.
Aportaciones a la relojería. En el paso de los siglos, los maestros relojeros han hecho aportaciones y creaciones tecnológicas de gran trascendencia, por ejemplo, Abraham-Louis Breguet creó el tourbillon; Abraham Louise Perrelet a quien se le atribuye la invención del primer reloj automático de bolsillo o John Arnold quien no sólo perfeccionó la máquina para medir la longitud, también la miniaturizó.
Creación de sus propios movimientos. Hay muchas marcas muy famosas y con piezas de gran aceptación y reconocimiento en el público, pero no todas las marcas fabrican sus máquinas o movimientos. Es común encontrar marcas famosas que compran sus movimientos de empresas como La Joux-Perret, entre otras.
Complicaciones. En la alta relojería, las piezas repletas de brillantes y hechas con materiales exóticos no necesariamente son las más apreciadas. El valor está en las complicaciones que contiene cada pieza, más complicaciones significa más valor. Las complicaciones son funciones que ofrece un reloj además de su función básica (dar la hora) y que hacen que su diseño,
fabricación y funcionalidad sean un verdadero portento de ingeniería. Algunas de las complicaciones más apreciadas son: Tourbillon, cronógrafo, fases lunares, calendario perpetuo, entre muchas otras que merecen ser detalladas en un artículo especial.
Un reloj es una pieza funcional, pero también una obra de arte. Desde los esmaltes pintados a mano hasta las complicaciones mecánicas, estas piezas son una manifestación de la creatividad y la dedicación humanas. En este sentido, cuando llevamos un reloj de alta gama, llevamos con nosotros siglos de tradición y un tributo a la capacidad del ser humano de trascender a través del tiempo.
Siempre he considerado que un reloj, además de ser todo lo que ya vimos, es ante todo un legado. Muchas personas recuerdan el reloj que les regaló un ser querido en un momento importante de sus vidas, por ello, se convierte en un testigo silencioso de los éxitos, los retos y los sueños. Un reloj nos recuerda que son nuestras historias y nuestras emociones las que realmente dan sentido al tiempo.