Lizbeth, Luis Ángel, Jesús y Rebeca tienen su segunda casa en el Centro AMANC, lugar en el que reciben estancia temporal, alimentos y diversos apoyos, mientras continúan su tratamiento médico contra el cáncer en la Ciudad de México; ellos, por separado y acompañados de un solo familiar, han tenido que tomar más de un transporte y recorrer distancias de hasta ocho horas para dejar sus comunidades y estar más cerca de sus hospitales. Esta situación es común entre menores que deben trasladarse por atención médica a otra ciudad, ahora en condiciones tres veces más complejas a dos años de iniciada la pandemia por Covid-19.
Lizbeth y Luis Ángel van por su tercer y sexto año de tratamiento, respectivamente; Jesús ya había recibido quimioterapias y fue sometido a un trasplante de médula ósea, y Rebeca recién comenzó su tratamiento contra la leucemia (cáncer en la sangre), el principal tipo de cáncer en niñas, niños y adolescentes.
Los cuatro menores han tenido que adaptarse a las nuevas medidas de atención, que suponen las modificaciones al sistema público de salud, no sólo por la reconversión hospitalaria para atender la pandemia por Covid-19, sino por la transformación del Seguro Popular en INSABI, las nuevas prácticas de compra y distribución de medicamentos y la participación del IMSS en servicios para pacientes sin derechohabiencia, como es el caso de sus familias, que no cuentan con prestaciones médicas.
“El cáncer en sí mismo es complicado; luego, hemos tenido que afrontar cambios para mejorar la atención médica, y a esto hay que sumarle el desgaste mayor en lo económico, porque las familias que apoyamos no tienen un ingreso seguro y la pandemia los vino a afectar todavía más, es decir, tenemos que atender la enfermedad y también las condiciones sociales para asegurar la continuidad de los tratamientos médicos, con gastos que muchas veces son minimizados y que finalmente deben cubrir las familias, pero que son fundamentales para su recuperación”, señala Guadalupe Alejandre, Fundadora y Presidenta de AMANC.
AMANC es la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer, Institución de Asistencia Privada que complementa la atención médica de los hospitales públicos, con apoyos en medicamentos, prótesis, estudios de laboratorio y materiales de curación, además de seguimiento profesional en trabajo social, psicología, nutrición y desarrollo humano, para asegurar la mejor calidad de vida posible para los pacientes y sus familiares. AMANC es la primera organización social en el país dedicada a la lucha contra el cáncer infantil; en este 2022 alcanza su 40 Aniversario.
“La pandemia por Covid-19 y todas sus variantes, nos han enseñado a valorar lo que realmente importa, que es la salud, nos ha hecho reconocer que la vida será muy complicada para todos si no pensamos como comunidad. Entonces, ¿por qué no apoyar a quienes lamentablemente pasan por un problema de salud”, agrega Guadalupe Alejandre, madre de Pablo, quien no pudo sobreponerse a una leucemia a los 8 años de edad.
AMANC se ha enfocado en ofrecer a niñas, niños y adolescentes, y a sus familias, apoyo asistencial y de intervención psicosocial, para que existan verdaderas condiciones para iniciar y continuar sus tratamientos médicos, elevando su calidad de vida y reduciendo los riesgos de abandono de la atención hospitalaria.
En México cada 90 minutos se registra un nuevo caso de cáncer infantil, afectando a más de 5 mil familias al año; 75% de estos casos es detectado en etapa tardía, reduciendo las posibilidades de recuperación. Sumado a esto, los largos tratamientos no son nada fáciles de cumplir, principalmente por las distancias a recorrer, los desgastantes tiempos de espera, los faltantes en medicamentos y las carencias económicas de las familias.
Cada 15 de febrero se conmemora el Día Internacional del Cáncer Infantil, momento ideal para tomar conciencia sobre esta enfermedad y sus efectos en la sociedad. Buscar información, acercarse a organizaciones sociales y portar un listón dorado (color que simboliza la lucha contra el cáncer infantil) son acciones para demostrar empatía a los pacientes y sus familias.
Apoyar a niñas y niños de AMANC es muy sencillo. Los donativos pueden ser por cualquier cantidad, ya que todo suma. Hagamos de la acción de donar, un nuevo hábito. Dar genera una sensación de conexión social y emocional que hoy más que nunca nos hace sentir vivos. Los donativos a AMANC son deducibles de impuestos. Deposita o transfiere a través de BBVA 0442646846, con CLABE 0121 800 044 264 68460, vía PayPal, por medio de OXXO o directamente en https://donar.amanc.org
Ser “Centinela de AMANC” implica programar una aportación, con un monto mínimo de $300 pesos al mes. Los donativos se distribuyen de la siguiente manera: 15% para acciones de detección oportuna, 70% para el acompañamiento integral a los tratamientos (apoyo médico, apoyo asistencial y apoyo psicosocial, además del trabajo institucional) y 15% para actividades en la supervivencia.
AMANC tiene presencia además de Ciudad de México, en las capitales de Aguascalientes, Campeche, Chiapas, Chihuahua, Colima, Durango, Estado de México, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Yucatán y Zacatecas, así como en Celaya (Guanajuato), Acapulco (Guerrero), Cancún (Quintana Roo) y el Puerto de Veracruz (Veracruz). En la Ciudad de México son apoyados anualmente entre 250 y 300 pacientes, y mediante la Red Nacional AMANC (23 estados), la ayuda se extiende a 3,200 pacientes.
Para mayor información y/o apoyos, contacta a AMANC en su página https://www.amanc.org/ o bien a través de sus redes sociales; en Facebook, Instagram y Tik Tok aparece como @amanc.mexico y en Twitter como @amancmexico