Mezcal de excelencia en todos los sentidos y que denota la palabra desde su vista exterior, la historia de La Plegaria inicia en 1910, en la región de Santiago Matatlán, en Oaxaca.
Lugar mágico que conserva sus tradiciones ancestrales -por ejemplo lengua original, la zapoteca- fue el sitio en el que Don Anastasio Santiago tuvo la visión de explotar la planta de agave como un recurso asequible a sus posibilidades y como una oportunidad en tiempos de crisis.
La botella de uso exclusivo por ser de autoría, tintas, serigrafía y etiquetas libres de plomo, corcho de calidad top con certificado de importación de Portugal, y al llegar al contenido por sí mismo, mezcal que es dos veces destilado en alambique de cobre, retirando las puntas y colas en ambos procesos por el alto contenido de metanoles.
Después de destilado artesanalmente, reposa previamente en tanques de acero inoxidable y posteriormente se pulimentan o filtran con diez medios filtrantes antes de envasarse para garantizar la pureza del producto.
Es en los puntos anteriores en los que reposa la historia y en los que La Plegaria ofrece el lujo de esta bebida espirituosa al resto del mundo haciéndolo alcanzable, sin pretensiones, sin estereotipos y con grandeza de nuestra tierra y es aquí en donde su imagen lo demuestra, estrella que simboliza la planta de agave vista desde la parte superior, misma que cuenta con treinta y dos pencas que simbolizan las Entidades Federativas de la República Mexicana.