Con el delicado trabajo y balance de los maestros relojeros, Girard-Perregaux nos revela la magia de la mecánica de un reloj actual, esqueletizando el movimiento para dejar entrar la luz.
El Girard-Perregaux 1966 Skeleton reinterpreta el arte de la relojería, convirtiéndose en una oda a la mecánima más fina y ofreciendo una gran profundidad en el corazón de este gran calibre automático.
El reloj ha sido decorado íntegramente a mano de una manera original y contemporánea en una pieza de 38 mm, resaltando el virtuosismo de los artesanos y relojero y su dominio excepcional del arte de finalizar y decorar los movimientos.
El viaje al laberineto del Girard-Perregaux 1966 Skeleton nos permite conocer una joya mecánica de 173 componentes, incluyendo 25 rubíes, con el mecanismo de la rueda de segundos a las 10.
También son excepcionales las oscilaciones rápidas del órgano de regulación, en el que destaca una inercia “microvar” variable equilibrante exclusivo de Girard-Perregaux, que pulsa en 4 Hz (28,800 vibraciones por hora).