Como aportación al Año Internacional de la Luz, la galería ArtSpace México (Campeche 281) presenta hasta el 23 de febrero el trabajo de Rocío Asensi, artista que tiene la luz como herramienta imprescindible en todas sus obras.
La exposición «Memoria RROM» de la artista madrileña radicada en México recorre varios momentos de su obra, que se construye desde su propia historia, cuando, siendo aún una niña, buscaba casi de manera frenética libros de literatura o cine, impulsada por su padre, quien la introdujo en el mundo de la lectura.
Sin embargo, Rocío no se conformaba con lo que había en casa o lo que le dejaban leer, y comenzó a hurgar en otras obras que abrieron su mente más de lo que imaginaría y la indujeron a buscar sus propias respuestas.
En su formación también influyeron sus hermanos, uno fotógrafo y periodista y otro arquitecto, y su abuelo -diseñador y pintor- además de otros familiares amantes del teatro y de otras disciplinas. Hasta que una profesora de preparatoria reconoció su talento para el arte y la impulsó a abrazar esa «profesión», la de artista.
Rocío Asensi dialogó con masaryk.tv y nos contó sus sensaciones, proyectos y «memorias», de las que, en parte, muestra por estos días en la Ciudad de México.
– Estar rodeada de gente que, de una u otra manera, estaba vinculada a diferentes expresiones o disciplinas, ¿fue lo que te dio ese caudal para que salga la Rocío arquitecta, videasta, ingeniera…?
– sí, sale todo porque todos ellos se pasaban el día hablándome de sus ideas, como sucedió con mi hermano. Y todo eso fue saliendo, y ahora trabajo con el espacio, el video, la fotografía, la escultura.
– ¿Sentías que te aburría dedicarte sólo al arte tradicional, es decir, sólo a la pintura o a la arquitectura?
– Sí, es la curiosidad. La que tuve de niña cuando hurgaba en lecturas que no eran habituales. Cuando cursé grabado en Bellas Artes yo quería hacer un grabado y luego una estampa digital, y luego video, y me decían: no, eso es otra asignatura, no puedes mezclar. Y yo no entendía cómo era que no podía mezclar, si yo lo que quería era romper esas lógicas. Como lo que hago ahora con la Lámpara de Aladino, que es una escultura de la que sale un video, o esculturas que reflejan la luz y otras mezclas que hago como las fotografías que hago donde se ve luz de dentro.
– Siempre está presente la luz. ¿Qué significa para tí?
– Siempre. Descubrí la luz cuando estudiaba Bellas Artes, y me fascinó cuando vi combinar la luz en fotografía. Y me enamoré de la luz, fue algo natural. Cuando hice mi primera exposición, el proyecto fue con luz, y luego seguí investigando con todos los medios como linternas, hacía experimentos en mi casa. Luego hice la pieza Equilibrio, con diapositivas y agua y caía una gota, y eso me fue enamorando. Tanto que en 2010 comencé a estudiar iluminación escénica.
– A lo largo de tu vida has recorrido muchos países, muchos de ellos con problemáticas difíciles, unas cuantas dolorosas como lo que uno ve de la India. ¿Sigue siendo el dolor o los problemas una inspiración para el artista?
– Es que a mí realmente India no me aportó dolor. Lo que me llamó la atención del país fue todo menos el dolor. Me acuerdo cuando estudiaba en Bellas Artes que hubo un tema en África, una matanza con los tutsis, y yo me quedé tan impactada que me quedé haciendo grabados y otras cosas. Estaba como indignada con el mundo, y el dolor me inspiró para hacer diferentes trabajos. Pero luego me di cuenta de que no me interesa que el artista siga mostrando lo que viene en los medios de comunciación, lo que me interesa es buscar una salida a eso, buscar nuevos caminos. Y eso hago, buscar otros caminos saliendo del bombardeo de información.
– En tus creaciones multidisciplinarias, hasta qué punto participa el que las observa. ¿Es decisiva su participación? ¿Necesitan de ella?
Sí, claro, y cada vez más pienso en que quien es espectador es parte, como en las obras que tiene luz. Y eso lo hago desde el principio, como en Paraíso Artificial, que hice como unas luminarias creando un campo artificial de luz y que tenía además sonido. Entonces la gente se tumbaba, era como recrear el paraíso. También tengo unas cajas de luz con esculturas dentro, y pedí a las galerías que dejen a la gente tocarlas, que abran las cajas y que descubran lo que hay dentro. Hay otro que son cajas con luz y tienen imágenes dentro que son como un espejo, que puedes activar la luz y
se ilumina el interior, pero mientras tanto tu imagen es la que se refleja en el espejo, y en un momento se mezclan tu imagen y la foto, en un juego de realidad y ficción.
– Tú eres española, pero has vivido en diferentes países. Y desde hace unos años has decididio establecerte en México. ¿Por qué? ¿Qué te aporta México para tu obra?
– México me aporta mucho a nivel personal, a nivel espiritual, a nivel profesional. Sí es un país complejo, me ha costado mucho, y para mí ha sido como meterme en un jeroglífico, que me tenía intrigada, y a la vez me desafiaba porque pensaba «no me puedo ir sin descubrir qué tiene este país». Porque tiene capas y capas y capas de información, que no se han fusionado, y muy rico culturalmente. Está la época prehispánica por un lado, la colonia por otro, la influencia de Estados Unidos por otro, y ahora mismo me quedé atrapada, sigo en esa fase de enamoramiento. Y sigo teniendo ganas de seguir descubriendo cosas de este país mágico.
– ¿Con qué se va a encontrar el espectador cuando asista a ver tu exposición Memoria RROM?
– Pues con un poco de todo. Por ejemplo está la pieza “Memento Mori”, que produje aquí en la Ciudad de México y que está compuesta por luz, agua y sonido. Y luego hay piezas de diferentes proyectos como “East and West”, desde La Lámpara de Aladino, donde combino video y escultura, hasta fotografías que pertenecen a «En qué se diferencian nuestros Sueños», que habla de los sueños y de los deseos. Son fotos agujereadas y por donde pasan mensajes.
– En tu obra hay temas recurrentes, como el movimiento, la migración, cambiar, moverse, buscar. ¿Es autorreferencial?
– Algo así. De hecho, el título Memoria RROM tiene que ver con esa memoria que viene de los romaníes, de los gitanos, que van viajando, nómadas, y esa memoria de alguna manera la vamos guardando, y la vamos comunicando en cada sitio como si fuésemos portadores de todo eso que hemos ido recopilando en diferentes lugares.
Memoria RROM
Galería ArtSpace México
Campeche 281, CDMX
Hasta el 23 de febrero