La revolución industrial, primero, y la modernida y el desarrollo, después, han provocado la paulatina desaparición -o casi- de muchos oficios con siglos de arraigo en la sociedad.
La producción en serie ha desplazado a la artesanal, aunque en los últimos años se ha consolidado una especie de volver a las fuentes, de recuperar antiguas tradiciones.
Una de ellas es la de la confección artesanal de zapatos, un mundo en el que decidió zambullirse Martín Castez, un argentino radicado en México y que realiza calzado a medida y al gusto del cliente.
Castez decidió un día dejar las finanzas, para las que se había formado, y comenzar su formación en el mundo del calzado, tomando cursos con los mejores maestros de Argentina, Estados Unidos y Europa. Pero la imposibilidad de ingresar materiales de consumo en su país de origen, producto del cepo cambiario y la restricción en las importaciones, lo trajo a Querétaro, donde instaló su taller.
«Aprendí lo que es la zapatería, el diseño, pero no la parte más artesanal, como el cosido a mano -como se hacía antes- y trabajé como aprendiz de zapatero», recuerda.
Su arribo a México tuvo que ver, en parte, con la proximidad a Estados Unidos, donde tiene varios de sus más fieles clientes, además de la facilidad que ofrece este país para importar algunas pieles.
«Hago todo el proceso solo, desde el diseño y la toma de medidas hasta la confección completa del zapato, según el gusto del cliente y con mi asesoramiento si lo requiere la persona interesada», asegura Castez, quien comentó acerca de la metodología para diseñar un zapato que cuenta «con un catálogo, primero quiero saber qué quiere el cliente. Algunos sí tienen una idea clara de qué buscan o qué necesitan, pero otros buscan mi consejo o asesoramiento. Y ahí es cuando pregunto para qué lo quieren: si para salir, para trabajar, para el día, si algo más formal o informal. Si prefieren una línea de horma italiana, o más inglesa; si una piel clásica o una exótica».
En cuanto al costo del calzado artesanal, que en el caso de Castez cuesta a partir de los 500 dólares, explica que «no es un producto accesible como los que estamos acostumbrados a ver en el mercado, ya que la confección de un zapato demanda muchas horas de trabajo y se realiza con excelentes materiales. Siempre digo que nuestros abuelos consumían de esa forma. Ellos no tenían 20 trajes, tenían 3, hechos por un sastre, que les duraban 20 años. O sea, también es una vuelta al pasado en al forma de consumo».
Para quienes estén interesados, pueden ingresar en el sitio web www.castezermili.com, donde encontrarán algo de la historia de Castez Ermili, el concepto de los zapatos que confecciona, de los materiales y algunos de sus magníficos diseños, dignos de lucir por personas con estilo, elegancia y que busque comodidad y personalidad.