El mundo de la gastronomía atraviesa un gran momento, tanto desde el punto de vista de la cantidad de chefs famosos como por la calidad de las creaciones culinarias.
Un ejemplo de esta sofisticación es El Celler de Can Roca, el restaurante reconocido como el mejor del mundo en varias ocasiones, cuyos responsables -los hermanos Roca- no dejan de sorprender a sus seguidores.
Así, Jordi Roca creó un perfume comestible (sí, como lo oyen) inspirado en Carolina, la fragancia de Carolina Herrera, como parte de una carta de 20 postres.
El novedoso plato combina aromas y sabores de frutas (fruta de la pasión, frutos rojos) y flores (rosa, azahar, jazmín, violeta), dando como resultado un producto exquisito y refinado.
El propio Joan Roca compartió la receta, que aquí reproducimos:
Crema de fruta de la pasión
400 gramos de pulpa de fruta de la pasión
4 yemas y 2 claras de huevo
75 gramos de azúcar
180 gramos de mantequilla
2 hojas de gelatina
Preparación: Pasteurizar la pulpa de la fruta con las yemas, las claras y el azúcar hasta alcanzar 85º C. Luego se añaden las hojas de gelatina previamente hidratadas. Mezclar, y cuando la temperatura sea inferior a 50º C añadir la mantequilla. Enfriar y reservar en el refrigerador.
Gelatina de frutos rojos caramelizados
300 gramos de azúcar
1 kilo de frutos rojos
1 vaina de vainilla
4 hojas de gelatina
Cantidad necesaria de agua
Preparación: Realizar un caramelo con el azúcar y cortar la cocción con el agua. Retirar del fuego cuando vuelva a hervir. Añadir los frutos rojos y la vainilla, dejando infusionar 30 minutos. Agregar la gelatina rehidratada y enfriar en el refrigerador.
Gelatina de flores
50 gramos de agua de violeta
50 gramos de agua de azahar
50 gramos de agua de rosa
50 gramos de agua de jazmín
1 gramo de agar agar
Preparación: Mezclar las aguas con el agar agar y calentar hasta alcanzar los 75º C. Enfriar y romper con unas varillas.
Láminas de caramelo
200 gramos de azúcar fondant
100 gramos de glucosa
100 gramos de isomalt
Pétalos de flores (rosas, jazmín, pensamientos)
Preparación: Cocinar los azúcares hasta llegar a los 160º C. Verter sobre papel sulfurizado y dejar enfriar. Hacer láminas cortando un trozo del caramelo y poniéndolo entre dos silpats. Derretir en el horno y estirar con el rodillo a una temperatura de 180º C. Separar los silpats y reservar con sal de silice.