«México, vivirlo para creerlo» fue el eslogan que, en un letrero blanco, sirvió de fondo para el desfile de la diseñadora mexicana Lydia Lavín en la Plaza Potsdan de Berlín, presentando su colección «Hijas de la Lluvia».
El escenario estuvo especialmente construido para el desfile en Feria Internacional de Turismo, de la cual México es país socio, y que tuvo lugar a pocos metros de la Puerta de Brandemburgo.
La colección primavera-verano 2014 fue trabajada con cuatro comunidades bordadoras Náhuatl-parlantes, que a su vez están relacionada con el tema de la lluvia.
Dos de ellas son del estado de Puebla, Cuetzalan y Atla, que aportaron cenefas y bordados simbólicos de flora de esos lugares plenos de vegetación, asegura El Universal.
De Guerrero participaron las bordadoras de Acatlán con motivos de pájaros y flores de gran belleza, pero también trabajaron en la colección el Grupo de Zompeltepec, ahora llamado Cerro Pelón, que ha sufrido la depredación de sus bosques.
Sus trajes los bordan con listones que semejan el arco iris y que tiene la función de pedir que haya lluvia. Había vestidos largos para un coctel, cortos de calle, de playa, e incluso un vestido de novia, hecho de una tela blanca ligera y sutil con delicados bordados también en blanco.
La lluvia es vista en esas comunidades como signo de abundancia, que hace que la vegetación sea muy exuberante que se ve plasmada en todos sus colores, en todas las técnicas que se mostraron en Berlín.
«Lo que queremos es estimular las tradiciones textiles mexicanas, que no se abandonen. Son medidas de sostenibilidad porque en la medida en que ellas se pueden quedar en su comunidad haciendo lo que saben hacer no tienen que emigrar y buscar otros trabajos, ni irse a la frontera, donde a veces los tratos son malísimos», puntualizó Lydia Lanvín.
La diseñadora mexicana explicó que en este proyecto se intentan rescatar las técnicas antiguas e invitarlas a ellas a que trabajen en sus comunidades y sean bien remuneradas por lo que producen.
«Nosotros comercializamos. Trabajamos con diversas asociaciones civiles que nos apoyan, así como con fundaciones para que se extienda el trabajo a muchas mas mujeres», dijo la diseñadora.
Con Lavín trajaban ya nueve comunidades a lo largo de la República mexicana en estados como Guerrero, Puebla, Michoacán, Estado de México, en Chiapas y en Oaxaca.
Las modelos fueron todas latinoamericanas que viven en Alemania. «Queremos comunicar una mujer segura de si misma, feliz, sexy, desenvuelta, que le encanta la naturaleza, la tradición y lo hecho a mano. Ellas, al final, nos vinieron a decir que ‘es que sonreíamos porque la ropa nos encantaba'», dijo Lanvín.