La presencia de Sylvester Stallone en el Festival Internacional de Cine de Acapulco (FICA), cuya novena edición transcurre –con esperanzas firmes luego de que los desastres naturales obligaran a suspenderlo en 2013- fue un acontecimiento mediático accidentado y al mismo tiempo gozoso.
La alegría consistió en vislumbrar la sencillez y el gesto entrañable de un verdadero clásico de la cinematografía contemporánea. Se trata de un hombre sensible, muy aficionado al cine, conocedor de todo lo que pasa tanto en la pantalla grande como en la televisión y que, lejos de lo que pudiera pensarse, no ha basado la fuerza de su carrera en los puños sino en su gran facilidad para la escritura.
Efectivamente, Stallone, de 67 años, es un gran escritor de cine, como lo demuestra su reciente entrega, Grudge Match, el filme donde comparte créditos con Robert de Niro y Alan Arkin y la que seguramente marcará récords en taquilla, fundamentalmente por las situaciones hilarantes que ofrece un libreto sólido, destinado a remarcar la fuerza competitiva que acompaña a los hombres hasta el final de su vida.
Así lo destacó el propio Sly, quien al desfilar por la alfombra roja del FICA, se hizo tiempo para firmar un libro de Rocky editado en 1977 y al que había llevado especialmente desde el DF a Acapulco una fan de hueso colorado que logró colarse entre la prensa acreditada y conseguir así un recuerdo imborrable de su máximo ídolo.
Entre las cosas a padecer de la visita de Stallone será inolvidable las exageradas medidas de seguridad que dificultaron su esperado encuentro con la prensa local.
Maniobras absurdas que insumieron gran cantidad de tiempo en forma innecesaria y corresponden a una cierta manera que tienen muchos organizadores de entender cuánto hay que ceder y cuánto que defender en lo que hace a la seguridad.
Lamentable fue además la presencia y el trabajo de Verónica del Castillo, incapaz de transmitir en forma cabal e inteligente las preguntas que los periodistas especializados en cine quisieron hacerle llegar a Sylvester Stallone.
Fue una lástima tremenda que una conferencia de prensa que podría haber sido enriquecedora tanto para el astro de Hollywood como para los periodistas acreditados en el FICA se viera empañada por las veleidades de una dizque periodista televisiva que desconocía el nombre del actor protagonista de Breaking Bad y que lejos de disculparse por su triste desempeño, cuando terminó la conferencia corrió a pedirle a Stallone que se sacara una foto con ella.
Como sea, más allá de las figuras o las des-figuras, el FICA trata de encontrar su mejor forma ofreciendo lo mejor del cine nacional e internacional.
Actores locales como Sergio Básañez, Lisardo Guarinos y Alejandra Ávalos, entre otros, realizadores como Roberto Fiesco, que trajo su Quebranto a la hermosa bahía acapulqueña, animan una fiesta fílmica que promete grandes hitos en esta edición.
Por caso, el homenaje a la actriz Silvia Pinal y la anunciada visita en la clausura de la afamada actriz Hale Berry.
De más está decir que el clima y el paisaje de esta zona privilegiada tienen a los asistentes al FICA con el rostro pleno de felicidad. Cine, mar y playa: ¿se puede pedir más en esta vida?
Fotos: Paulo Vidales/Imagen Latente