El día y la noche no son conceptos antagónicos para Google, que ha logrado juntarlos utilizando la obra «Dualidad» del muralista mexicano Rufino Tamayo, de quien se celebra hoy el 114 aniversario de su natalicio.
La obra Dualidad, pintada por Tamayo en 1964 y ubicada en el vestíbulo del Museo Nacional de Antropología, representa a Quetzalcoátl, la serpiente emplumada, y a Tezcatlipoca, espejo humeante, deidades antagónicas que dieron origen al mundo, según una leyenda azteca.
Hijo de Ignacio Arellanes y Florentina Tamayo, nació el 25 de agosto de 1899 en la ciudad de Oaxaca, México, y a los 18 años ingresó en la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA/antigua Academia de San Carlos), donde destacó por sus dotes artísticas.
Tras dejar la escuela en 1921, se empleó como dibujante en el Departamento de Dibujo etnográfico del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía.
Junto con su esposa Olga Flores Rivas, con quien contrajo matrimonio en 1934, Tamayo, maestro del color, vivió hasta el final de sus días una vida político-cultural.
También fue comisionado de la Secretaría de Educación Pública (SEP) de México y delegado de la Asamblea Nacional de Productores de Artes Plásticas, en compañía de Olga. En 1936 Tamayo viajó a Nueva York para participar en el American Artist’s Congress, con el que consigue establecerse en Estados Unidos cerca de cuatro de años.
La percepción artística del pintor mexicano cambió de forma radical a partir de la Segunda Guerra Mundial y los bombardeos a Nagasaki e Hiroshima.
En 1949, el muralista oaxaqueño residió en París una década, debido a su participación en la XXV Bienal de Venecia.
El 24 de junio de 1991 el muralista fue hospitalizado en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, en la Ciudad de México, donde fallece víctima de un infarto.