América Central brinda destinos imprescindibles que te garantizaran un viaje inolvidable.
Petén es el destino por excelencia. En esta reserva de la biosfera los animales entretejen su vida salvaje con la misma facilidad que se entretejen las leyendas entorno a uno de los yacimientos arqueológicos más valiosos de esa tierra: Tikal, uno de los reinos más poderosos y beligerantes que albergó las pirámides mayas más altas del imperio. Aunque muchos de sus edificios se incendiaron y la población emigró tiempo atrás hasta convertir la zona en un cementerio, aún conserva un aura especial.
Otro tesoro paisajístico de la región es el Lago Atitlán en Guatemala, una impresionante masa de agua turquesa, una belleza misteriosa y serena que se rompe con el Xocomil, los vientos cálidos que embravecen las aguas formando remolinos que hacen zozobrar las barcas de los pescadores. Custodiado en sus márgenes por poblaciones de nombres bíblicos y por los durmientes volcanes Atitlán, Toliman y San Pedro, es uno de los refugios más atractivos de la Tierra y destino de las escapadas románticas más exóticas.
La carretera Humingbird, en Belize, es un camino de ida por una avenida perfumada con el olor de los cítricos del país. Una travesía a cuatro ruedas entre ruinas, huertos y montañas que los turistas interrumpen a menudo para fotografiar el paisaje o descender al centro de la tierra en Caves Branch. Disfruta de una inmersión por las cavernas en las que los sacerdotes mayas celebraban sus rituales más sagrados y secretos. Cámaras con restos de esqueletos y pinturas que se convirtieron en la tumba de los prisioneros que sacrificaban, cuyos gritos de sufrimiento aún estremecen las paredes de roca como una cacofonía atemporal.
La Ruta de las Flores te lleva por 36 kilómetros de flora salvaje por los poblados más pintorescos y entrañables de El Salvador: Nahuizalco, Salcoatitan, Juayua, Apaneca y Ataco. La zona más acogedora donde disfrutar de la gastronomía típica de la región, comprar artesanía indígena en los mercadillos, explorar las inmediaciones a lomos de un caballo o saltar a las pozas que se abren en cataratas escondidas desde los salientes de la Cordillera Apaneca. Un recuerdo endulzado por el dulce aroma a flores silvestres y la intensidad del café más puro de esta tierra primeriza en el cultivo de plantaciones del grano de oro.
El son caribeño a ritmo de reggae te espera en las Islas de la Bahía, la esencia del paraíso tropical en Honduras. El arrecife coralino que se esconde bajo las aguas cristalinas y cerca la isla ofrece a los amantes del buceo un museo de vida exótica y color por descubrir. También los menos nadadores o los turistas que no son aficionados del buceo podrán disfrutar de esta vista panorámica viajando en un kayak de suelo de vidrio. Una ventana abierta al universo submarino. Por otro lado, las dunas y los palmerales que ondulan la superficie empuja a los más atrevidos a utilizar la tabla de surf y aprovechar las grandes olas, contemplar el ecosistema marino autóctono del archipiélago en el Refugio de las Iguanas o el Parque de Coral y Gumbalimba y empaparse de los rayos de sol tumbado en una colcha de arena rodeado por uno de los murales más hermosos de la naturaleza.
Los volcanes gemelos vigilan desde las alturas la Isla de Ometepe. Su belleza sobrenatural actúa como una llamada divina que atrae a personas de distintas partes del mundo que acuden en bandada atraídos por su riqueza arqueológica, la llamada silenciosa de su entorno paradisíaco y la hospitalidad de sus sonrientes habitantes, enamorados con todo su ser de esta tierra.
Descubre esta tierra sagrada llena de historias, poderes sobrenaturales y leyendas de una de las civilizaciones más ricas y antiguas, la misma civilización maya que escribió que el Fin del Mundo llegaría al final del 2012.
No te quedes sin visitar estos destinos repletos de magia y exotismo antes de que suenen las campanadas del Año Nuevo.