Brasil, un país maravilloso donde poder disfrutar de sus playas, paisajes y ambiente, tierra de la samba, la fiesta del Carnaval y el ruido de Río de Janeiro.
A dos horas de Río, llegamos a la tranquilidad y la belleza de la arena blanca de las playas brasileñas, a Buzios. Y el lugar ideal para hospedarse es en el Insólito Boutique Hotel. Enclavado en una colina con vistas a la playa de Ferradura. La construcción se mezcla con el paisaje natural gracias al diseño del arquitecto Otavio Raja Gabaglia, artífice de este oasis en la playa.
El hotel era la casa de la dueña, Emannuelle de Clermont Tonnere de origen francés, quién le pidió a Otavio transformar su hogar en un coqueto hotel boutique, con materiales típicos brasileños y piedra portuguesa. El arquitecto combinó vigas de madera con baldosas de terracota, además de limitar la altura del edificio a dos pisos, para evitar que la construcción interviniera en el espectacular paisaje. Gracias a ello, esta limitación se ha constituido como una ley arquitectónica, lo que ha hecho que Buzios, conserve el encanto original de sus orígenes del cual se enamoró Brigitte Bardot en los años 60.
El interior fue remodelado hace 6 años por el interiorista y arquitecto Luiz Fernando Grabowsky, que tapizó las paredes de ventanales y aumentó el número de terrazas dando a las habitaciones, y a las suites más espacio para relajarse y disfrutar de las vistas en la intimidad. Un año más tarde, la paisajista Anouck Barcat se unió al equipo y llenó de grandes flores exhuberantes y plantas tropicales el jardín para darle un toque más paradisíaco.
Una de las ideas de propietaria es que quería que su hotel fuera ‘eco-friendly’, una filosofía de economía sostenible con aires brasileños. Es por ello que muchos de sus muebles son de empresas de Brasil que utilizan madera reciclada. En el bar, podemos encontrar un árbol de madera de más de 1000 años de antigüedad.
El interior del Hotel Insólito es un verdadero tour por la cultura brasileña, encontrarás los colores vivos de Brasil con historias fascinantes.
Cada una de las 20 habitaciones, con terraza propia y jacuzzi, y las suites, con salón y barra de bar americana para que prepares tus propias caipirnhas, se dividen en cuatro casas: la Casa de la Cultura Negra, la Casa Terra-Brasil, la Casa de la Música y la Casa de la Fotografía y la Literatura. Su decoración refleja el nombre de cada una de las casas, por lo que podemos apreciar piezas de artistas locales brasileños, como ilustraciones o fotografías, sillas de George Nelson, un «sofá-escultura» realizado en madera por la artista Elma Chavez o alfombras de caucho reciclado realizadas por Cecilia Machado.
Un hotel que mezcla cultura con tradición brasileña, arrebatador por su entorno natural y que intenta estimular los cinco sentidos del huésped.
Si vas a Buzios, no debes dejar de visitar algunas de las veinte playas que rodean el hotel para refrescarte en el mar y disfruta sus arenas blancas como la harina.
Gracias a las lanchas que proporciona el hotel, disfruta de un delicioso cóctel en el bar de la piscina o comparte conversación en el Beach Lounge, que los locales suelen visitar.