Siguiendo el recorrido a bordo del CHEPE nuestro siguiente punto es descubrir las maravillas del Cañón del Cobre, experimentar y sentir la adrenalina al descender en la tirolesa de 5 km de largo. La más grande de México.
Y para ello decidí alojarme en el Hotel Posada Barranca Miirador, del grupo hotelero Balderrama. El Mirador, ubicado en pleno acantilado sobrevolando el cañón del cobre, es considerado como uno de los 10 hoteles del mundo con vista más espectacular, cada habitación construida al estilo de Paquime: vigas, adobe, muros recubiertos, me recuerdan a Nuevo México o Santa Fe EUA, poseen balcón privado que ofrece una vista única. Así como las visitas constantes de diferentes especies de aves que encuentran de este espacio como su hábitat natural, haciendo caso omiso a la mirada sorprendida del turista.
Senderos de piedra permiten caminar a distintos sitios y lugares importantes, como los 4 miradores (el de Piedra Volada como ya mencione anteriormente el más conocido) cabalgata a una aldea tarahumara. Y visitar las cuevas en las que habitan.
Para aquellos en mejor condición física y cuyo espíritu de explorador es ambicioso, se puede caminar y descender hasta el fondo de la Barranca del Cobre.
Todas las habitaciones también cuentan con chimenea, innecesaria en esta temporada del año pero indispensable para el invierno.
Los alimentos se sirven, al igual que en los otros hoteles balderrama de la Sierra Madre, en horarios fijos, y es común compartir mesa con algún otro turista que viene o va en el mismo recorrido.
Por la tarde, en el amplio comedor que también cuenta con un amplio mirador que da justo hacia el acantilado de Piedra Volada, se ofrece tertulia y bohemia.
A unos pasos además del parque nacional se encuentra la tirolesa, el funicular o teleférico que permite otra perspectiva desde ese lado de la barranca.
Sin duda, y gracias a la intensa labor del Fideicomiso ¡Ah Chihuahua!, este Estado es cada vez más buscado por el viajero.