Paula Begoun no sólo es la creadora, sino también la fuerza innovadora que va detrás de los productos para el cuidado de la piel y los productos cosméticos de la marca Paula’s Choice. Gracias a sus más de 25 años de experiencia en la industria de la belleza, combinados con el estudio e investigación profundos de los ingredientes que contienen los productos para el cutis y los cosméticos, Paula cuenta con el conocimiento y la capacidad necesarios para desarrollar formulaciones de vanguardia verdaderamente extraordinarias para su propia línea de productos. Paula garantiza que sus productos cumplen con sus criterios exactos para un cuidado excelente del cutis y no hace promesas exageradas acerca de lo que sus productos pueden lograr. Su meta es ayudar a las mujeres a lograr y conservar el cutis que siempre han soñado tener.
Paula Begoun ha escrito y publicado varios bestséllers acerca de la industria de la belleza, entre ellos diversas ediciones de Don’t Go to the Cosmetics Counter Without Me (No vaya al mostrador de cosméticos sin mí), Blue Eyeshadow Should Be Illegal (La sombra azul debería ser ilegal), Belleza de pies a cabeza, y Don’t Go Shopping for Hair-Care Products Without Me (No vaya a comprar productos para el cabello sin mí). Paula ha vendido más de 2,5 millones de ejemplares de sus libros y también trabaja como columnista; su columna, «Querida Paula», se publica en muchos periódicos de América del Norte. El reconocimiento que se ha ganado a nivel internacional como experta de la industria de los productos cosméticos la ha llevado presentarse en varias ocasiones en el noticiero CNN, así como en programas de televisión como Oprah, The Today Show, 20/20, Dateline NBC, The View y Primetime.
Paula se ha destacado por su profundo conocimiento de la industria de los productos cosméticos y es altamente respetada por los profesionales de diversos campos que influyen en el mundo de los productos para el cuidado de la piel. A lo largo de los años, Paula ha trabajado y sigue trabajando como asesora de dermatólogos y cirujanos plásticos, así como de las principales empresas de productos cosméticos y otros miembros de la industria.
Paula nos cuenta su historia
«En un principio, inicié la búsqueda por motivos personales. Yo había sufrido de acné durante muchos años. Consulté a un sinfín de dermatólogos, probé cientos de productos para el cuidado de la piel, desde los más baratos hasta los más caros, pero aun así, seguía teniendo acné. ¿Cómo era posible? A veces, algún producto funcionaba hasta cierto punto, pero nunca tan bien como yo esperaba ni durante mucho tiempo. Y siempre me provocaban efectos secundarios. La mayoría de los productos me dejaban la piel tan roja e irritada que yo creía que se me iba a desprender.
Sin prisa pero sin pausa fui desenredando la maraña y empecé a identificar algunos de los problemas fundamentales de la industria de los productos cosméticos y de los productos para el cuidado de la piel que se venden con receta médica. Me di cuenta de que la información que proporcionaba la industria cosmética era poco más que verborrea mercadotécnica. En el ámbito de los productos para el cuidado de la piel que se venden con receta médica, había muy poca o nada de información e investigación acerca de la manera en que la irritación o los daños causados por el sol afectan la piel.
Durante años, me gané la vida trabajando como maquilladora. También trabajé ocasionalmente como vendedora de productos cosméticos en las tiendas departamentales. Pero cada vez que empezaba a trabajar para una nueva línea de productos cosméticos, empezaban los problemas. Inevitablemente, el representante de la línea de productos me pedía que les dijera a las clientas que su loción tonificante era capaz de cerrar los poros o que su crema humectante podía hacer que desaparecieran las arrugas. Yo sabía que eso era mentira. (Si una loción tonificante pudiera cerrar los poros, todas las personas que usaran estas lociones tendrían un cutis sin poros y si las cremas humectantes pudieran eliminar las arrugas, nadie tendría arrugas).
La opinión que yo tenía de la industria de los productos cosméticos y el hecho de que no accedí a perpetuar estas falsedades me llevaron a aparecer regularmente en una estación local de televisión, KIRO-TV, ubicada en Seattle. También aparecí ocasionalmente en otros programas televisivos y periódicos tanto nacionales como internacionales. Dejé de trabajar en KIRO en 1986 después de terminar mi primer libro, Blue Eyeshadow Should Be Illegal, en el cual dejé expuesta a la industria de los productos cosméticos al revelar todo lo que no querían (y aún no quieren) que el público consumidor sepa.
Después de escribir Blue Eyeshadow, recibí miles de cartas de mujeres preguntándome, ahora que ya sabían la verdad acerca de la industria de los cosméticos, cuáles eran los productos que debían comprar, o bien, qué opinaba yo con respecto a tal o cual producto. Les había sido útil la revisión general que hice de la industria de los productos cosméticos, pero querían que mencionara nombres y que fuera más específica. Fue entonces cuando escribí la primera edición de Don’t Go to the Cosmetics Counter Without Me. De entonces para acá, ha crecido enormemente la demanda por saber qué funciona y qué no funciona, principalmente porque siempre hay productos nuevos en el mercado».
El aquí y el ahora
«Yo no lo sabía en aquél entonces, pero con las líneas de productos que se venden en las tiendas departamentales y las farmacias o a través de los infomerciales, el mercadeo directo multinivel y los canales de compras en casa, así como el desfiladero interminable de lanzamientos de productos nuevos, mi trabajo apenas comenzaba. Hoy en día, para mantenerme a la par de la industria, continuamente reseño productos nuevos en mi boletín, Cosmetics Counter Update (Noticias recientes acerca de los cosméticos), y actualmente se han publicado seis ediciones de Don’t Go to the Cosmetics Counter Without Me; la más reciente tiene más de 1.400 páginas. Pugnar en contra de los torrentes inagotables de información absurda e inútil puede llegar a ser enloquecedor. Pero ese es mi trabajo y, gracias al cielo, ha sido mucho más gratificante de lo que jamás hubiera esperado».
Una nota para la industria
«Aunque siempre me quejo de las verdades a medias que dicen las compañías de productos cosméticos y de que algunas se rehúsan a darme información, quiero agradecer desde lo más profundo de mi corazón a las compañías que sí me proporcionan estudios de investigación y me conceden entrevistas. Quizá no esté de acuerdo con todo lo que me mandan, pero estos recursos siempre son bienvenidos y apreciados más de lo que puedo expresar con palabras. Mi intención es brindar la mejor información posible y cuando me permiten conocer el punto de vista de la industria cosmética, mis reportes son más veraces y precisos. Hay productos maravillosamente exquisitos en el mercado. Yo tiendo a recalcar lo negativo, así como las promesas y los precios absurdos y la mala calidad, pero la razón principal por la cual hago esto es porque el mundo de los productos cosméticos sí ofrece muchos productos asombrosos para escoger.
Para nada estoy en contra del maquillaje ni de los productos para el cuidado de la piel. De hecho, me asombra lo bien que funcionan la mayoría de los productos cosméticos. ¿Dónde estaríamos sin el trabajo brillante de los químicos cosméticos que diseñan los productos fabulosos que usamos? Es gracias a sus habilidades fenomenales que tenemos cremas humectantes para resolver el problema del cutis seco, rímeles que engrosan descascararse ni embarrarse, bases que emparejan el tono del cutis, filtros solares que protegen la piel de las quemaduras solares, así como de las arrugas y el cáncer de piel, lápices labiales que le dan un color elegante y definición a la boca, rubores que acentúan suavemente los pómulos y así sucesivamente.
Así pues, les doy las gracias a todos los químicos cosméticos que se esfuerzan por hacer mejores productos y que siguen haciendo aún más hermosa a la industria de la belleza. Por favor, hagan su mejor esfuerzo por combatir a los absurdos departamentos de mercadotecnia con los que tienen que trabajar. Su trabajo está fundamentado en la ciencia y no en la extravagante exageración.
El proceso para elaborar las reseñas
¿Cómo decido qué es lo distingue a un producto terrible de uno maravilloso o un producto bueno de una formulación fantástica? Sobre todo, es importante que usted sepa que no baso ninguna decisión en mi propia experiencia personal ni dejo que mis opiniones personales acerca de una compañía en particular nublen mi juicio. Sólo porque a mí me guste cómo se siente un producto cuando lo aplico sobre mi piel, no significa que miles de otras personas con diferentes tipos de cutis se sentirán igual que yo.
Yo baso mis decisiones en los numerosos estudios de investigación publicados acerca de los ingredientes que contiene la formulación única de cada producto y las posibles interacciones de dichos ingredientes con la piel. A partir de ahí, puedo evaluar la probabilidad de que el producto cause irritación, resequedad, erupciones, sensibilidades o producción excesiva de grasa, así como dar una opinión acerca de lo que promete hacer el producto en cuanto a su efecto anti arrugas, su potencial exfoliante, su poder curativo, su poder antioxidante, la protección que ofrece contra los rayos del Sol y otros asuntos relativos al desempeño del producto.
Aunque yo considere que una compañía esté cobrando un precio demasiado alto por sus productos o que sea deshonesta en cuanto a lo que promete o lo que dice en la literatura que sus productos pueden lograr, por muy poco ético que me parezca, eso no me impide decir que su producto es bueno para un tipo de cutis en particular si la formulación resulta ser maravillosa. (Aunque lo que sí digo a menudo es, «Este es un buen producto, ¡pero qué lástima que su precio sea tan ridículamente alto y que lo que promete hacer sea tan ofensivo!»)
Hay muchas páginas de internet y foros de discusión donde las personas expresan su propia opinión acerca de los productos. Estas páginas pueden ser útiles para el público consumidor, pero no le dicen nada acerca de las consecuencias de usar un producto. Quizá a alguien le encante la sensación que le deja en el cutis una crema humectante que cuesta $100 dólares, pero con esa información usted no puede saber si la crema humectante cumple con lo que dice hacer en la etiqueta, si la formulación vale su precio o si puede ser sustituida por otra versión más económica.
La calificación que le doy a cada producto se basa en un punto de referencia específico establecido para cada una de las categorías de productos. Conforme a estos criterios (por ejemplo, el pH y la concentración de alfa-hidroxiácidos o beta-hidroxiácidos que tiene el producto o la importancia de los ingredientes que protegen contra los rayos UVA en la formulación), yo hago las siguientes preguntas con respecto a cada producto:
1. Dada la lista de ingredientes, ¿Puede el producto hacer lo que promete?
2. ¿En qué difiere este de otros productos?
3. Si se destaca uno o varios ingredientes especiales, ¿cuál es la cantidad real de estos ingredientes que contiene el producto y se han realizado estudios de investigación independientes que verifiquen lo que dichos ingredientes supuestamente prometen lograr?
4. ¿El producto contiene fragancias (a menudo listadas como aceites esenciales), extractos de plantas o irritantes problemáticos u otros ingredientes cuestionables?
5. ¿Qué tan absurdo es lo que promete hacer el producto?
6. ¿Considero yo que es seguro usar el producto? ¿Hay riesgos de que el producto cause efectos secundarios, como reacciones alérgicas o mayor sensibilidad al sol?
7. ¿Hay formulaciones similares o idénticas que se vendan a un precio más económico?