Más allá de un mar turquesa y playas de arena blanca, República Dominicana resguarda un alma que se expresa en sus tradiciones, su herencia y su cálida hospitalidad. Se siente en el aroma del café recién tostado, en el dorado del ron que reposa en barrica y en el humo pausado de un buen tabaco. Este país caribeño, cuna de sonidos, sabores y raíces ancestrales, vive un momento de redescubrimiento. Uno en el que su cultura se convierte en la protagonista de una nueva forma de viajar, más consciente, auténtica y profundamente sensorial.

Y es precisamente en esa esencia donde tres productos se erigen como símbolos de identidad y maestría: el ron, el café y el tabaco. Más que simples productos, son manifestaciones vivas del tiempo y la tierra, pilares de una herencia que combina historia, arte y orgullo. Cada uno revela una faceta distinta del alma dominicana: el carácter cálido del ron, la profundidad del café y la elegancia del tabaco.
Ron: el espíritu del Caribe
La historia de este icónico elixir se escribe en barricas que han viajado por generaciones y en destilerías que han perfeccionado el arte de la mezcla hasta convertirlo en un símbolo nacional. Experiencias como las degustaciones de Ron Barceló en San Pedro de Macorís o las visitas a Brugal en Puerto Plata permiten descubrir el recorrido del jugo de caña hasta transformarse en el destilado que encarna el espíritu del Caribe. Cada cata revela notas de vainilla, madera y cacao, logrando un equilibrio entre dulzura, carácter y tiempo, capaz de conquistar hasta los paladares más exigentes.


Café: aroma de montaña y tradición
El café dominicano, cultivado en las montañas de Jarabacoa, Constanza y Barahona, se distingue por su aroma intenso y sus matices suaves. Sus granos, cosechados a la sombra de árboles nativos, reflejan la riqueza del suelo y el cuidado artesanal de los caficultores. En ciudades como Santo Domingo, Santiago o Punta Cana, cafeterías de autor, como Café Santo Domingo, Affogato Café o Breakers Coffee Shop, reinterpretan este legado, creando espacios donde diseño, aroma y comunidad se entrelazan, y cada taza se convierte en una celebración de la tierra y de las manos que la trabajan.

Tabaco: el arte del tiempo
El tabaco dominicano, reconocido entre los mejores del mundo, escribe un nuevo capítulo con la reciente apertura de Cigar Country Punta Cana, la tienda de cigarros más grande del Caribe, ubicada en Downtown Punta Cana. Este espacio rinde homenaje a la tradición tabacalera nacional, ofreciendo una experiencia integral que combina exclusividad y autenticidad.

Su selección de cigarros premium, de casas legendarias como VegaFina, Arturo Fuente, La Flor Dominicana, Romeo y Julieta y Montecristo, se complementa con un elegante bar y lounge donde los visitantes pueden relajarse y disfrutar el ritual del humo. Además, cuenta con tabaqueros expertos, recorridos por fábricas, compras libres de impuestos y envíos internacionales. Todo bajo la visión de su gerente general, Rubén González, quien define el proyecto como “la realización de un sueño que impulsa a la República Dominicana a consolidarse como destino imprescindible para los amantes del tabaco”.

En cada sorbo, en cada humo y en cada conversación, la República Dominicana celebra lo que la hace única: su herencia. El país invita a mirar más allá de sus postales para descubrir un Caribe que se saborea, se escucha y se comparte. Un destino donde el lujo no está en lo que se posee, sino en lo que se siente. Porque en esta tierra, la cultura no se observa desde fuera, sino que se vive desde dentro. Entre el ritmo de un merengue, el caminar por sus calles y galerías, el brillo del ron, el aroma del café y la quietud de un cigarro que se disfruta sin prisa, cada experiencia se transforma en una celebración del Caribe más auténtico.



