“El valor no tiene nada que ver con el precio del reloj”. De esta premisa partió Franc Vila, CEO de su marca homónima, para dejar claro en el Salón Internacional de Alta Relojería que hay que volver a los valores del lujo real, que son exclusividad y excelencia técnica.
“El boom de la relojería en los últimos tres años ha aumentado el precio por la demanda creciente, pero no el valor de las piezas.
Esto es una perversión del sistema”, aseguró el empresario español. Igual que mencionó que el lujo democrático nacido en los 80 –“que está dando sus últimos coletazos”, añadió–, corrompió el lujo real: “Se explotaba el valor de la marca y no del producto”.
El valor es algo totalmente emocional y no tiene precio”, argumentó. Es más, aseveró que éste es enemigo del valor y del lujo real.
También incidió en la diferencia entre funcionalidad y valor: “A veces hay funciones inútiles, como el calendario perpetuo y el tourbillon, cuyo valor es sólo emocional, no tiene nada que ver con lo que cuesta. Vale la pena por el disfrute de los sentidos”, detalló.