Whispering Angel es más que un vino: es un estilo de vida. Es un verano eterno, una fiesta en Saint-Tropez. Es un rosé premium que es posible beber del mediodía a la medianoche, para un trago con amigos, o sencillamente porque nos encanta el rosé. Es el sabor de la Provenza francesa embotellado. Es joie de vivre,lista para servirse.
El rosé más glamoroso del mundo nace de la visión de Sacha Lichine, heredero de una de las tradiciones familiares más legendarias de la vinicultura francesa. Sacha tenía un sueño: crear el mejor rosé del mundo. Esto lo condujo en 2006 a Côtes-de-Provence, la región francesa celebrada en todo el mundo por la calidad de sus vinos rosados. Ahí, adquirió el Château d’Esclans, propiedad cuyos orígenes se remontan al siglo XII, en cuyas 267 hectáreas crecen viñas de extraordinaria calidad, principalmente Grenache y Vermentino, algunas de hasta 90 años de antigüedad, cuyo cultivo en diversos tipos complementarios de suelo redunda en una complejidad, una delicadeza y una concentración inusitadas.
El resultado de esta aventura es un rosé de tonalidad pálida, seco pero robusto e invitante, con un final suave. No extraña, por tanto, que se achaque a Whispering Angel, líder mundial en su categoría, distribuido en 108 países y merecedor de las puntuaciones más altas del mundo, incluido el dominio del Global Rosé Masters, el renacimiento del rosé: la Rosé Renaissance.
Este espíritu llegó a México el pasado fin de semana durante el Rosé Weekend auspiciado en las playas de Tulum por Whispering Angel. Un exclusivo grupo de invitados cultivó la joie de vivre a lo largo de dos días inolvidables, cuya diversidad de experiencias mostró la versatilidad de Whispering Angel, el rosé chic, desenfadado y festivo, abierto a todos los contextos y las ocasiones.
En Tulum a un tiempo ancestral y vibrante, el sol, la música, el mar, las noches estrelladas y la gastronomía se confabularon para producir recuerdos únicos para los invitados. La aventura comenzó en los espectaculares nidos de Azulik, resort que comparte con el Château d’Esclans la vocación por reconectar con la tierra, y que ofreció la posibilidad no sólo de disfrutar de un atardecer memorable, rosado, sino de degustar una cocina mexicana de influencia maya, en que los métodos y los ingredientes locales se combinan con elementos internacionales para crear una experiencia multisensorial.
El gran lanzamiento oficial de Whispering Angel tuvo lugar en Bagatelle Tulum, hotspot donde el talante de las noches de Saint-Tropez se conjuga con el de la fiesta mexicana para un resultado cosmopolita y contemporáneo: recibidos bajo arcos con flores violeta simulando la lavanda de provence y entregados a los ritmos globales y tribales de Calussa, los asistentes pudieron constatar que no hay sitio que ofrezca un mejor sincretismo entre el espíritu de la Costa Azul y el del Caribe mexicano. Y el fin de fiesta tuvo lugar en Ilios, estiatorio griego cuya cocina tradicional pero sorprendente y cuyo diseño sencillo pero vanguardista encapsulan a la perfección el cariz mediterráneo que es también propio de Whispering Angel. Transcurrido el fin de semana, nuestros invitados no sólo habían disfrutado la conmovedora belleza de esas playas sino que habían vivido un auténtico viaje al universo rosé, transportándose con los sentidos al soleado Saint-Tropez, al eterno Mediterráneo.
Con Whispering Angel ha llegado a México, más que un vino, un estilo de vida. Es momento de atreverse a vivir, del mediodía a la medianoche, la vida en rosé.