Con él nacieron las bodegas boutique en México, y con ello, los vinos de autor, aunque el propio Hugo D’Acosta, enólogo de prestigio en México y Francia, donde fabrica etiquetas únicas, sea el primero en afirmar que el vino “siempre debe perdurar a pesar de quién lo haga”.
Así lo ha hecho con su propia vinícola, Casa de Piedra, que inició hace 18 años y vio su primera cosecha embotellada hace 15, con el deseo de hacer un vino “con una mezcla para toda la vida”, independientemente de quién lo diseñara.
Los vinos de Hugo
Casa de Piedra sigue siendo el emblema de la casa, y comparte la el honor con el Chardonnay Piedra de Sol, además de los Espumosos de Piedra Zinfandel y Barberá, y también, con la nueva Agua de Piedra.
“Proponemos lo que creemos que está pasando, no buscamos la satisfacción universal del cliente, sino que le presentamos nuestro trabajo y él lo elige. Es como querer a una persona como es, sin buscar cambiarla o hacerla a nuestro gusto”.
Para celebrar este aniversario, Hugo creó 15 Cosechas, una etiqueta especial con una selección para la ocasión, “no será un vino que se repita ni que sustituirá a los actuales”, pues su idea es mantenerse con las etiquetas clásicas “que nos han hecho estar aquí hoy”, pero que podrá obtenerse con suerte, ya que la producción fue muy limitada.
Cada viñedo es un mundo
D’Acosta colabora con varias bodegas mexicanas, además de francesas, a la par que diseña sus propias mezclas, “pero el secreto para hacerlos distintos es que no hay secreto; porque no puedes cambiar a la uva”, dice, consciente de que cada bodega tiene su propia esencia “y mi labor es aprender a leer los viñedos y los espacios, para tratar de transmitir la personalidad de cada uno en el vino que voy a hacer”.
Dejar que el vino sea el verdadero hito de la expresión es su motivación, y qué mejor que celebrar la expresión de su bodega boutique con una nueva creación, digna de la nobleza de suelo de los Valles de San Vicente, Guadalupe y San Antonio de las Minas, epicentros de la uva de Casa de Piedra.